Filosofía

Ley mordaza

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

En este blog hemos hablado de los acontecimientos políticos que están ocurriendo en la actualidad en parte del mundo. Esta es una forma de hacer filosofía política. Por supuesto, la filosofía política entra dentro de la categoría de filosofía práctica. Pero hecha esta pequeña aclaración, sigamos con lo nuestro. Como sabemos, en la actualidad el mundo pasa por una grave crisis económica y se está utilizando esta como pretexto para terminar con los derechos de las personas, sobre todo los derechos laborales y sociales. Como este intento de desmantelar esta estructura conlleva las protestas de los ciudadanos, los gobiernos de algunos de los países de la zona euro están llevando a cabo diversas medidas para frenar las protestas.

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En estos momentos, el caso de España es el que está en boca de todos. Y es que se va a imponer una Ley mordaza que sancionará las protestas con multas de hasta 600.000 euros (más de 825.000 $). Y no solo se penalizarán las protestas, sino que además se castigará a las personas que difundan contenidos audiovisuales en los que se muestre a la policía «haciendo su labor». En España, buena parte de la labor de la policía consiste en pegarle a las personas cuando estas protestan pacíficamente. Al menos, así es en la práctica.

Contra los fundamentos de la democracia

Cuando pensadores y políticos hablan de democracia suelen llenarse la boca de palabras grandilocuentes, olvidando que los fundamentos fácticos de la democracia son la rebelión, la violencia y la guerra. Los estados democráticos que hemos conocido, no hubieran existido sin una Revolución Francesa y la II Guerra Mundial se concibió en buena parte del mundo occidental como una guerra entre el nazismo y la democracia (aunque realmente era una guerra del nazismo contra el comunismo). Esto no significa ni más ni menos que el pueblo conquistó el poder político en el pasado, mediante rebeliones y lo mantuvo con guerras.

Desde esta perspectiva, las leyes mordaza como la que se pretende imponer en España, son antidemocráticas no solo porque atentan contra libertades básicas, como la libertad de expresión o de manifestación, sino porque impiden el ejercicio del poder democrático real, el que permite que el pueblo pueda derrocar gobiernos si estos rompen con sus obligaciones para con el pueblo.

¿Por qué un Gobierno impulsaría una ley mordaza?

Solo hay una respuesta correcta a esta pregunta y es esta: cuando un gobierno se convierte en ilegítimo el pueblo tiene el derecho (y el deber) de derrocar a dicho gobierno. Este es el fundamento último de la democracia representativa: a los gobiernos los pone el pueblo, bien con el limpio y pacífico voto, bien con la sanguinaria pero efectiva guillotina. Cuando el Gobierno de España intenta amordazar al pueblo con leyes que penalizan las manifestaciones, la libertad de expresión o la difusión de información, es por la sencilla razón de que es consciente de que el pueblo goza en la actualidad de la legitimidad suficiente como para derrocar al Gobierno.

El miedo como arma: dictadura con piel de democracia

La herramienta fundamental de las dictaduras es el miedo y el miedo se instaura con violencia. Para que el pueblo tenga miedo, hay que ser violento con el pueblo. La ley mordaza que el Gobierno español se propone imponer al pueblo es una medida orientada a causar miedo. Se trata de una forma de violencia que, además oculta otras formas de violencia, ya que entre otras cosas se penalizará a quien difunda fotografías en las que aparezcan policías (normalmente se difunden fotografías y vídeos en los que aparecen policías apaleando a ciudadanos, incluso adolescentes). En efecto, en caso de producirse una auténtica revolución no habría ley mordaza que pudiera frenar al pueblo enfurecido. No obstante, esta no tiene como objetivo frenar a un pueblo enfurecido, sino amedrentarlo para evitar que enfurezca de forma irremediable.