Características de la Filosofía
Es una necesidad general la búsqueda de un patrón universal.
La filosofía se caracteriza por ser una visión totalizadora de la realidad que a diferencia de la ciencia parte de lo universal para llegar al conocimiento de lo particular.
Todo ser humano es un filósofo porque posee una cosmovisión única, una forma de pensar que moldea su vida y orienta su destino, sólo que esa manera de ver las cosas no siempre es totalmente consciente.
Hoy en día la filosofía ya no se trata de un tema exclusivo de grandes pensadores, sino que es una forma de conocimiento que en algunas escuelas ya empieza a descubrirse desde Jardín de Infantes.
No es casual que actualmente se agoten ediciones de libros sobre grandes pensadores que se publican como suplemento quincenal de un periódico, ni que existan personas que se dediquen a dar clases de filosofía con gran afluencia de público, porque se advierte cada vez más la necesidad de la gente de saber más sobre si mismo y sobre la realidad del mundo en que vive.
La decadencia religiosa está dejando paso a una nueva generación de personas ávidas de conocimiento a quienes no les alcanza la sabiduría de las tradiciones ni los rituales sino que están en la búsqueda de una experiencia mística personal.
La filosofía proporciona la posibilidad de conocer todas las cosmovisiones que existen desde el principio de la historia de la humanidad y reconocer las extraordinarias similitudes entre todas ellas no obstante la diversidad de las culturas y sus diferentes procedencias distantes entre si.
Estadísticamente es notable el incremento de libros filosóficos que se venden hoy si se compara con treinta años atrás.
En casi todos los países, en la actualidad, la gente compra en proporción más libros de temas filosóficos y de ideologías que de temas literarios, incluso las novelas más vendidas se basan en hechos históricos o reales, con el secreto afán de descubrir algún signo que le permita ver señales de algún patrón universal.
Esa tendencia placentera que siente el hombre por descubrir verdades que trascienden lo cotidiano, es propia del ser humano, que necesita saber cosas nuevas por sobre todas las cosas.
Los grandes problemas que trata la filosofía requieren un abordaje lento y consciente, lo contrario de lo que nos obliga la vida mundana que es veloz y automática.
Salir de la vorágine cotidiana para introducirse en las aguas profundas del saber implica un cambio de actitud, un necesario desapego material que nos permita tomar distancia y vincularnos con algo que sea verdaderamente real y no efímero.
La filosofía se refiere a la comprensión del mundo, pero también bucea en las profundidades del si mismo, y no está limitada a los eruditos en la materia sino que ha adquirido la claridad necesaria como para que cualquier persona o niño, pueda entender y hasta atreverse a filosofar.
Es cierto que nuestra realidad es puro cambio, pero también es verdad que siempre hay algo esencial que permanece invariable y permanente en cada uno de nosotros, que es el modo particular de vivir las experiencias.
Ese modo de vivir las experiencias es nuestra manera de pensar, nuestro marco de referencia que es la que le da significado a nuestra vida mundana; y ser consciente de ello puede beneficiarnos y cambiar el mundo en que vivimos.