La ‘filosofía’ española durante el franquismo
Como puede observar el lector, escribo la palabra ‘filosofía’ entrecomillada en el título de este artículo. La razón es simple: aparte de una filosofía en la sombra y en el exilio, oficialmente lo que se impartía en la España franquista, de manera oficial, con el nombre de ‘filosofía’, tanto a nivel universitario como a nivel de enseñanzas medias, no era tal, salvo en contados casos de profesores que arriesgaban mucho y de los que alguna vez se puede oír hablar.
No hablaré en este artículo de la filosofía propiamente dicha, hecha por filósofos españoles tanto en el territorio español como fuera de él. La razón para esto también es bastante simple: se han escrito ríos de tinta sobre ese tema.
Finalmente, publico hoy esta entrada por una razón, nuevamente simple: hoy hace 41 años que murió el enano sangriento, más conocido como Franco, un ser cruel y sanguinario que destruyó España material, intelectual, moral y sociológicamente.
La Guerra Civil Española: 1936-1939
Durante el periodo de entreguerras, es decir, el lapso de tiempo que va desde el final de la I Guerra Mundial y el inicio de la II Guerra Mundial, en muchos países de Europa comenzaron a surgir sistemas democráticos liberales. España fue uno de estos países. Allí se proclamó el 14 de abril de 1931, tras unas elecciones municipales que fueron tomadas como plebiscitarias, la II República Española. Alfonso XIII, amiguete de dictadores, se vio obligado a huir y, en un primer momento, las clases sociales que habían ostentado el poder durante siglos, el clero, los militares, la nobleza y la burguesía, se tuvieron que aguantar.
Sin embargo, tales clases sociales no estaban dispuestas a perder sus ancestrales privilegios, por lo que en julio de 1936 se alzaron contra el régimen republicano democráticamente establecido. Este alzamiento fracasó, lo que llevó a una cruenta guerra civil que culminó con la desastrosa victoria del bando nacional, el cual defendía los privilegios de tales clases sociales. A partir de 1939 se instauró en España un tipo de fascismo, llamado nacionalcatólico, con el que el país se vio sumergido en cuatro décadas de oscuridad en todos los sentidos imaginables.
La filosofía franquista como fuente de ideología nacionalcatólica
Los años de la II República fueron, entre otras cosas, un periodo de liberación ideológica y de rupturismo con el catolicismo imperante en la España anterior a este periodo. Como ocurría en otros países, las ideas filosóficas europeas campaban a sus anchas. Por ello, el régimen franquista se vio obligado, primero, a depurar las instituciones educativas, desde la educación primaria hasta la universitaria, de elementos «subversivos» para el fascismo recién instaurado. En el campo de la filosofía, quienes no recibieron su reglamentario tiro en la nuca, se vieron obligados al exilio.
Depuradas las instituciones educativas de librepensadores peligrosos, lo segundo que hizo el régimen fue lavar los cerebros de las nuevas generaciones. Para ello utilizaron el ideario nacionalcatólico. España era definida como una unidad indisoluble y católica, heredera de un viejo imperio abanderado por los Reyes Católicos. Desde esta perspectiva, la única filosofía posible era una escolástica rancia, de una calidad infinitamente inferior a la de la escolástica medieval o de pata negra.
La filosofía, a nivel universitario y en las enseñanzas medias, era entendida como una philosophia ancilla theologiae, esto es, como una sierva de la teología. Pero, en este caso, como una sierva de la teología nacionalcatólica española. Toda la filosofía posterior al siglo XIII era en España ridiculizada, perseguida y caricaturizada, especialmente todo lo que sonara a marxismo. Vale la pena decir que al marxismo ni siquiera se le consideraba como una filosofía, sino como una ideología de orden inferior.
Mientras que en Europa los marxismos de diversa índole estaban en auge, junto con la filosofía analítica, la hermenéutica y la fenomenología, así como la moderna filosofía de la ciencia, la filosofía oficial española, la que se estudiaba en la academia, carecía de rigor y de interés, era ajena a las corrientes más punteras del momento y se centraba, básicamente, en Santo Tomás de Aquino. Fue, en definitiva, una ideología nacionalcatólica, un tipo de ideología fascista, encaminada a adoctrinar las mentes de los estudiantes de aquellos oscuros años.
De aquellos barros, estos lodos
No mucho antes de morir, el enano sanguinario, Franco, dijo aquello de «lo dejo todo atado y bien atado». Desde luego, no dijo nada falso. No en pocos aspectos ideológicos y sociológicos, la España actual sigue siendo, inconscientemente, nacionalcatólica y franquista, incluidos muchos marxistas. En el mejor de los casos, la herencia de esa perversa ideología, que impregnó durante cuatro décadas todos los aspectos de la vida de los españoles, ha generado una desafección hacia la filosofía, además de una gran ignorancia filosófica, muy extendida entre la población.
No obstante, y afortunadamente, la escolástica nacionalcatólica ha desaparecido de la filosofía española, por más que le pueda pesar al partido político que actualmente ostenta el gobierno y que se empeña, ya que no puede transmitir esa nefasta ideología a través de las enseñanzas filosóficas, en hacer desaparecer la filosofía o, al menos, en reducir su presencia todo lo posible.