Freud y el Problema de la Cosmovisión
Sigmund Freud trató de contestar el interrogante que se le planteaba sobre si el Psicoanálisis conduce a una determinada concepción del universo, considerándolo como una construcción intelectual que intenta resolver en forma unitaria, todos los problemas del hombre, basándose en una hipótesis superior.
Supuestamente, para Freud, teniendo una cosmovisión, uno puede sentirse seguro en la vida, en cuanto a qué es lo que debe aspirar y cómo orientarse en la vida.
Si esto fuera así, siendo el Psicoanálisis una ciencia especial, debería aceptar la forma de ver el mundo de la ciencia. Pero esta cosmovisión se aparta del Psicoanálisis, porque acepta la unidad de la explicación del universo pero afirmando que la única forma de conocimiento es la elaboración intelectual de observaciones que se puedan comprobar, negando la posibilidad al conocimiento de lo psicológico.
El Psicoanálisis está a favor de la concepción científica del Universo pero extiende la investigación al terreno de lo psíquico, teniendo en cuenta las necesidades de la mente; incorporando el estudio de las funciones intelectuales y emocionales de los hombres.
Freud no puede admitir que la ciencia sea el único sector de la actividad del espíritu humano y la religión y la filosofía otros, en los cuales no tiene por qué intervenir la ciencia, ya que todos aspiran a la verdad y cada hombre tiene el derecho de elegir sus convicciones y en qué creer.
La verdad no admite transacciones ni restricciones y la investigación tiene que tener en cuenta todos los sectores de la actividad humana.
El arte es generalmente beneficioso e inofensivo pero la religión puede intentar arrebatar a la ciencia su terreno y llevar a creer en ilusiones.
La filosofía, según Freud, no es contraria a la ciencia ya que se comporta ella misma como una ciencia compartiendo parte de sus métodos, pero se aleja de ella cuando intenta procurar una imagen completa y coherente del Universo.
El error de la filosofía para Freud es que se equivoca en sobreestimar el valor epistemológico de la razón y en aceptar verdades espirituales.
En la religión, la seguridad de protección y bienaventuranza se relacionan con las exigencias éticas; y en la ciencia se encuentra algo parecido, ya que quienes desprecian sus apreciaciones se exponen a grandes perjuicios.
Las exigencias éticas de la religión demandan un fundamento distinto, porque son indispensables a la sociedad humana y no alcanza con la creencia religiosa.
La aspiración de la ciencia es coincidir con la realidad, o sea con aquello que existe independientemente de nosotros. Esta coincidencia se la llama verdad.
La mayor esperanza para la humanidad, dice Freud, es que el intelecto, el espíritu científico y la razón logren algún día primar sobre la vida psíquica del hombre.
La ciencia es joven y su camino lento y vacilante y la teoría psicoanalítica no puede crear una concepción del mundo solamente para ella.
Según Freud, no lo necesita, porque representa un trozo de la ciencia y puede incluirse, con algunos reparos como hemos visto, a la concepción científica del Universo
