Fascismo
El fascismo es el nombre genérico que recibe una familia de doctrinas políticas caracterizadas por un fuerte nacionalismo y una concepción totalitaria del Estado. Este es el fascismo en teoría. En la práctica es una grave patología que, cuando es padecida por demasiados individuos, tiene desastrosas consecuencias sociales. Tal y como vienen demostrando los hechos, el fascismo llevado a la práctica causa inevitablemente la muerte masiva de millones de personas, el empobrecimiento de las naciones en las que surge la epidemia y la destrucción de ciudades y campos de cultivo. Pero el fascismo no solo deja mucho que desear desde un punto de vista práctico. Teóricamente es más que cuestionable.
Algunos falacias que sustentan el fascismo
El fascismo se asienta sobre algunas falacias. La primera de ellas consiste en identificar cierto grupo de valores compartidos por los enfermos de fascismo con los valores propios de la cultura a la que pertenecen estos pacientes. Por ejemplo, el fascismo conlleva una exacerbación de la virilidad, a partir de lo cual se deduce que la cultura es esencialmente viril. Se trata de una generalización injustificada. La segunda de las falacias tiene un carácter historicista. En este caso el fascista piensa que su nación ha de recuperar y preservar la grandeza que en un pasado, muy lejano en el tiempo normalmente, tuvo. Dado que en el presente no tiene tal grandeza, esta ha de recuperarla mediante la conquista. Se convierte en esencial lo que fue una mera circunstancia histórica. En tercer lugar, identifica los objetivos, metas y valores de los individuos con los de la nación, debiendo los segundos profesar los de la primera y no al revés (en ese caso hablaríamos de un sistema democrático). Se produce un error categorial, pues las naciones son entidades abstractas y no tienen valores, objetivos, metas, etc.
El caldo de cultivo del fascismo
El caldo de cultivo del fascismo es la crisis económica. Cuando todo está patas arriba, cuando un sueldo no alcanza para comprar el pan y cuando los desheredados se multiplican, el fascismo se presenta a sí mismo como una alternativa real a los partidos políticos. El objetivo fascista es ganar las elecciones, de modo que intentan mover a las masas haciendo uso de una retórica simple y demagógica. Como al capitalismo le parece peor el comunismo, suele aliarse al fascismo. Cuando el pueblo puede llegar a tomar conciencia de clase el capitalismo y el fascismo se convierten en necesarios compañeros de cama. En este caso, los fascistas ponen el capital humano; los capitalistas se encargan de los recursos económicos.
El fascismo ante la oposición
La manera en la que el fascismo suele presentarse como alternativa real es diciendo que ellos no constituyen un partido de izquierdas ni de derechas. Algo que solo funciona en épocas de crisis económica profunda. Asimismo, para quienes no se dejan convencer por la retórica fascista existen otros métodos de adoctrinamiento político menos sutiles, tales como las palizas, los insultos, las persecuciones, los escarnios públicos, etc. No obstante, estas medidas tampoco alcanzan la totalidad de las conciencias. Para aquellas que no terminan de adherirse al fascismo, suele utilizarse la muerte, pues se considera que es preferible que no existan.
El fascismo se opone frontalmente al anarquismo y al comunismo. Ante estos el fascismo utiliza el campo de concentración, el fusilamiento y la fosa común. Estos métodos no convencen, pero son efectivos a los ojos del matrimonio entre fascismo y capitalismo.
El fascismo y sus demonios
Una forma de llegar a las mentes simples es señalando culpables, los cuales se eligen entre las minorías sociales. No suelen elegirse individuos concretos, sino clases sociales, etnias, grupos religiosos, etc., así como otros grupos minoritarios. La actitud de los fascistas ante estos demonios suele ser exactamente la misma que ante la oposición política, incluyendo el gueto.
Tipos de fascismos
Como dijimos al principio, hay una familia de doctrinas a la que llamamos «fascismo». Así, dentro de este grupo podemos contar el nacionalsocialismo alemán, que se caracteriza por su racismo; el nacionalcatolicismo español, caracterizado por su apego enfermizo e irracional a la Iglesia católica, o el fascismo italiano, el cual se centra en el Estado más que los demás.
El fascismo y las conductas estereotipadas
El fascismo es muy dado a la simbología, a las consignas y a la propaganda. Pero si por algo destacan sus miembros es por sus conductas estereotipadas. En efecto, aprenden saludos estrafalarios, los cuales realizan constantemente. Asimismo, hacen gala de conductas castrenses. Tanto es así que para el fascista la patria es un cuartel militar y la vida es milicia.
Marcar paquete, como se dice vulgarmente, es una de sus conductas más características.
Cura del fascismo
Como hemos dicho el fascismo es una patología para la cual no existe una cura probada, una vez que se ha caído la enfermedad. No obstante, merece la pena mencionar dos cuestiones. La primera es que existe una vacuna contra el fascismo: la formación. Lo segundo que hay que decir es que existe una película, American History X, en la que se defiende, de forma colateral, que unos añitos en la cárcel y unas cuantas sesiones de sodomía pueden curar al fascista.