Naturalismo
El naturalismo es la doctrina general según la cual todo es natural. Y como todo es natural, todo puede ser comprendido, investigado y estudiado según los métodos utilizados para investigar este mundo. Como es habitual en filosofía, los naturalismos particulares tienen sus propias características. A continuación vamos a ver el naturalismo ético, metafísico, el epistemológico y el estético.
Naturalismo ético
Es el punto de vista en ética que se compromete con alguna o con más de las siguientes tesis:
(1) Los términos éticos («bueno», «malo», etc.) se pueden definir haciendo solo uso de términos naturales.
(2) Las conclusiones éticas se pueden deducir a partir de premisas no éticas.
(3) Las propiedades éticas son naturales.
Todas estas tesis han recibido sus críticas correspondientes. (1) fue criticada por G. E. Moore, así como por los prescriptivistas y los emotivistas. Para el primero, quien sostiene (1) cae en la falacia naturalista. Desde el punto de vista de los segundos, el contenido de los términos éticos es irreductible a términos naturales. Es contenido disposicional. (2) puede objetarse a partir de la distinción humeana entre hechos y valores, de modo que para cualquier conclusión válida que contenga un «debe», debe haber alguna premisa que también lo contenga. Por último, David Wiggins encuentra que (3) es rechazable por prejuiciosa. En efecto, el prejuicio en el que cae se llama ciencismo y consiste en considerar como propiedades genuinas únicamente las que pueden ser abordadas desde un punto de vista científico.
Naturalismo metafísico
Tengo que confesar que mi concepción global, mi posicionamiento metafísico, es naturalista. Según este punto de vista, en el mundo natural no hay lugar para cosas raras, esto es, entidades espirituales o de otro tipo, pertenecientes a una esfera diferente del mundo natural. La idea no es tanto rechazar entidades como tener una concepción unificada del mundo, la cual permita un estudio unificado del mismo.
Ser naturalista en este sentido no es sinónimo de ser materialista. No es que se rechacen entidades y explicaciones porque sí, sino porque no pueden ser integradas con el resto de la naturaleza. Desde un punto de vista naturalista son admisibles, por ejemplo, las entidades teóricas como el eje de la Tierra, el cual postulamos para explicar el movimiento de este planeta, aunque sabemos que únicamente es una construcción lógica.
Naturalismo epistemológico
El naturalismo en epistemología fue tachado de «psicologismo» durante el siglo XIX y buena parte del XX. Los epistemólogos naturalistas eran perseguidos y quemados en la hoguera, tras horrendas torturas. No, es broma. La cosa no llegó a tanto. Lo cierto es que mientras que el antinaturalismo en epistemología duró, nadie se atrevía a ser naturalista no porque lo fueran a torturar y quemar, sino porque no lo iban a tomar en serio. Fue a partir de los trabajos de Quine y del segundo Wittgenstein que el miedo al naturalismo en epistemología se fue disipando.
El panorama antinaturalista era este: entre las cosas que hacen los epistemólogos, está buscar reglas que nos permitan tener creencias justificadas. La epistemología es, en este sentido, normativa. Por otra parte, las explicaciones naturalistas suelen llevar a la conclusión de que, en última instancia, difícilmente podemos obtener una justificación de nuestras creencias. En los casos más extremos, no se pueden justificar las creencias, así que desde el punto de vista naturalista solo se puede contar la historia de como alguien llegó a tener determinada creencia. Los naturalistas menos extremistas sostienen que las creencias pueden ser justificadas, aunque su justificación tiene una cierta dependencia (o mucha) de la historia de cómo alguien llegó a tener las creencias que tiene. La idea sobre la que se apoya este naturalismo epistemológico más moderado es que las creencias (y las teorías, cosmovisiones, etc.) no pueden ser aisladas del contexto (en un sentido amplio de contexto) en el que surgen.
Naturalismo estético
El naturalismo estético no es tanto una doctrina estética como la asociación de la estética con el naturalismo en el arte, una corriente artística que se puso en muy en boga en el siglo XIX. Según este punto de vista, el arte, en un sentido amplio (incluyendo la literatura, por ejemplo) debe representar el mundo tal y como es, atrayendo nuestra atención y nuestra sensibilidad estética hacia caras del mundo que nos pasan desapercibidas por las razones que sea. Técnicas como el cubismo o la poesía simbolista serían rechazados por los naturalistas estéticos.