Trascendencia
Trascendente, desde el punto de vista metafísico, es lo que está más allá de algo, lo que sobrepasa los límites, lo que habitualmente se considera que supera lo inmanente. Lo inmanente es contrario a la trascendencia, o sea lo que permanece dentro del agente, el cual es su propio fin. Por ejemplo, Dios es trascendencia porque trasciende lo creado y el ente también lo es porque trasciende todo lo que es, no puede definirse como tal o cual ser y por ello es trascendental.
El significado propio de la palabra trascendental designa la superioridad e importancia capital de algo. Este término se vincula a problemas teológicos y metafísicos.
Cuando el término trascendental se refiere a la trascendencia de un principio supremo o Dios existen varias tesis:
1) Dios es trascendente al mundo y entre Él y el mundo hay una brecha que sólo Dios puede atravesar si es su voluntad.
2) Como lo dicho anteriormente pone en peligro la relación entre Dios y el mundo, algunos sostienen que la realidad se orienta hacia lo trascendente o que participa de lo trascendente en distinto grados de perfección, entonces no hay un abismo entre Dios y lo creado. Otros afirman que Dios no es trascendente al mundo sino, como sostiene Spinosa, es causa inmanente de todas las cosas, llegando a una identificación entre Dios y el mundo, como lo propone el panteísmo.
Desde el punto de vista gnoseológico, con respecto al concepto de trascendencia, desempeña un rol importante el modo de concebir la relación sujeto-objeto. El sujeto trasciende hacia el objeto en tanto objeto cognoscible externo, o sea el objeto es trascendente al sujeto que puede llegar a él cuando va hacia el objeto; de manera que la trascendencia gnoseológica del objeto presupone el trascender del sujeto hacia el objeto.
La concepción del conocimiento es realista cuando la trascendencia del objeto es completa; es idealista cuando se niega que haya trascendencia del objeto y es realista moderada cuando se supone que la trascendencia del objeto no es completa.
La doctrina de los trascendentales de Santo Tomás es la más conocida aunque no es la única.
Para este filósofo el ente general, no en particular, es lo que ante todo aprehende el intelecto.
Todo ente conforme con el pensar es verdadero o todo ente conforme con la voluntad es apetecibe y por lo tanto bueno.
Ente, cosa, uno, algo, verdadero y bueno son atributos trascendentales del ente aunque a veces se dice que por ser los términos ente, algo y cosa sinónimos, no agregan nada al ente, en cambio verdadero y bueno añaden algo especial; y el ser uno no es una propiedad del ente porque el ente y la unidad son lo mismo, por eso son convertibles, al igual que lo verdadero y bueno. De allí surge la fórmula escolástica, lo uno, lo verdadero y bueno son convertibles entre sí.
En Kant, lo trascendental lo determina el concepto de la posibilidad del conocimiento. Todo examen de esa posibilidad es trascendental.
Para Kant lo trascendental es todo conocimiento que se ocupa no tanto de los objetos como del modo de conocerlos, o sea «a priori» (modo de conocimiento innato). El sistema de tales conceptos se llama filosofía trascendental.
Kant distingue entre trascendental y trascendente; el primero es el que hace posible el conocimiento de la experiencia y el segundo se refiere a lo que se halla más allá de toda experiencia.
Por lo tanto, hay que admitir los principios trascendentales y rechazar las ideas trascendentes.
Fuente: “Diccionario abreviado de filosofía”; José Ferrater Mora.