¿Qué es el esencialismo?
El esencialismo es la doctrina según la cual algo, un objeto, es lo que es en virtud de su esencia, es decir, de una o varias propiedades que de perderlas el objeto en cuestión perdería su naturaleza. Cuando se habla de la esencia o de la naturaleza de algo, estamos hablando de tales propiedades. Es un punto de vista metafísico según el cual, detrás de todo lo que es aparente y accidental está lo esencial y necesario. Por ejemplo, un esencialista diría que el hecho de que mi ordenador, la carcasa de este, sea negra es accidental o contingente, que mi ordenador sería el mismo aún cuando le cambiara la carcasa o se la quitara definitivamente. Sin embargo, diría el esencialista, si cambias sus propiedades esenciales, entonces el ordenador dejará de ser lo que es. Tal vez lo transformes en una tostadora o quede inservible, pero perderá su naturaleza.
El esencialismo es una doctrina con solera
Al contrario de lo que ha ocurrido con otras muchas doctrinas antiguas, la doctrina esencialista aún se mantiene vigorosa. Fue propuesta en la antigüedad, Aristóteles fue su máximo exponente, hasta tal punto que la palabra «esencialismo» quedó definitivamente asociada al nombre del estagirita. Durante la Edad Media y la Edad Moderna el esencialismo se mantuvo igualmente vigorosov y así llegó a la Edad Contemporánea, atravesando el siglo XX, hasta el XXI.
No obstante, en el siglo XX encontró cierta oposición, por parte de W. v O. Quine y Ludwig Wittgenstein. De modo independiente, cada uno de ellos criticó duramente a la doctrina esencialista. Quine a lo largo y ancho de toda su obra; Wittgenstein a partir del segundo periodo de su pensamiento, sobre todo en las Investigaciones filosóficas. Aunque ambos autores esgrimieron multitud de argumentos para oponerse a este punto de vista metafísico, lo cierto es que la tesis central que defendieron al respecto es que, en verdad, las propiedades consideradas esenciales para un objeto dado eran las que el filósofo de turno había decidido cuando se puso a reflexionar sobre el tema. Dicho en román paladino: las propiedades que se suponen esenciales en un objeto se seleccionan arbitrariamente.
Saul Kripke y su defensa del esencialismo
Cuando Wittgenstein y Quine habían dejado la doctrina esencialista a la altura del betún aparece en escena una especie de genio filosófico, Saul Kripke. En sus conferencias Sobre el nombrar y la necesidad Kripke encuentra que algunos objetos, los objetos materiales seguro, tienen ciertas propiedades esenciales y pone de ejemplo la mesa que tiene delante. Esa mesa, si de hecho está fabricada en madera, no puede ser que esté fabricada en otro material, pues en ese caso sería una mesa distinta que la que tiene delante. Dicho así es una trivialidad, sin embargo él emplea una herramienta argumentativa más poderosa, se trata de un argumento en términos de mundos posibles o contrafácticos. En efecto, si la mesa que Kripke tiene delante está fabricada en madera, entonces no existe un mundo posible en el que esa misma mesa esté fabricada con hielo, hierro u otro material, puesto que en ese caso no sería esa mismísima mesa, sino otra mesa que ocuparía esa posición espacio-temporal en ese otro mundo posible.
No hay que exagerar con el esencialismo
Mi punto de vista particular respecto del esencialismo es que no hay que pasarse ni por exceso ni por defecto. En general hay objetos que tienen esencia y objetos que no tienen esencia. El agua tiene esencia, es su estructura química. Todo aquello cuya estructura química es H2O es agua; aquello que no tiene dicha estructura química no lo es. Ahora bien, hay otros objetos que no tienen esencia, por ejemplo la clase de las mesas no tiene esencia. Tal vez cada mesa particular la tenga, pero no la clase de estas. Las sociedades o las culturas no tienen esencia, ni siquiera los países o las regiones. Desde mi punto de vista, podemos estar seguros de que algunos seres, naturales o artificiales, tienen esencia; el resto no tienen esencia.