Posibilidad
El tema de la posibilidad lo hemos tocado en este blog para explicar qué es un hecho y también la noción de necesidad. La posibilidad, al igual que la necesidad y la contingencia, es una modalidad ontológica, esto es, que hace referencia a hechos, propiedades y entidades, de las cuales se dice que son posibles. Asimismo, es también una modalidad lógica, esto es, que define un tipo de enunciados, a saber, los posibles, los cuales comienzan con la cláusula «es posible que».
Posibilidad: lógica y metafísica
Aunque a priori puedan parecer dos materias totalmente distintas, lo cierto es que la lógica y la metafísica tienen muchos puntos de encuentro, no quedando siempre claro si la lógica tiene bases metafísicas, si la metafísica tiene bases lógicas o si simplemente tienen temas en común. Sea como fuere, la posibilidad puede ser entendida en un sentido metafísico y en un sentido lógico.
Como hemos señalado en el primer párrafo, la posibilidad en un sentido metafísico hace referencia a cosas, hechos y propiedades. Por ejemplo, ahora mismo hay un vaso vacío en mi mesa. desde un punto de vista metafísico, el vaso podría estar lleno. De hecho no lo está, pero cuando decimos que podría estarlo expresamos como podría ser el mundo o como podría haber sido. Ahora bien, resulta que, desde un punto de vista lógico, el enunciado «el vaso podría estar lleno» es verdadero, sin embargo no queda claro en función de qué es verdadero. Para verlo con un ejemplo, consideremos los enunciados (1) y (2).
(1) El vaso que hay sobre la mesa de Esteban está vacío.
(2) El vaso que hay sobre la mesa de Esteban podría estar lleno.
Tanto (1) como (2) son verdaderas. Ahora bien, está claro en virtud de qué es verdadera (1), a saber, en virtud del hecho de que el vaso del que estamos hablando no tiene contenido alguno, de modo que cuando comparamos lo que expresamos en (1) con el mundo, vemos que hay una correspondencia entre el enunciado y el mundo. Ahora bien, ¿qué hace de que (2) sea verdadera? Si comparamos (2) con el mundo, vemos que no hay hecho que se corresponda con lo enunciado en la proposición. Entonces, ¿qué hace que (2) sea un enunciado verdadero? La respuesta a esta cuestión lógica suele tener un carácter metafísico.
Leibniz y la realidad de lo posible
Uno de los autores que, en la Edad Moderna, trató de resolver esta cuestión fue G. W. Leibniz, quien pensó que las posibilidades tienen un cierto grado de realidad, inferior al de los hechos. Los posibles no existen, pero subsisten, concretamente, subsisten en la mente de Dios. Dios, al crear el mundo, pensó en todas las posibilidades y creo este porque era el mejor de los posibles, esto es, el más lleno de seres. Ahora bien, todos los mundos que Dios no creó, pero que pensó, subsisten en su mente. Para Leibniz, ser algo subsistente en la mente de Dios es ser real, aunque menos de lo que existe fuera de su mente.
Los seres humanos tenemos acceso a estos posibles, pues podemos representar muestras arquitectónicas de los pensamientos divinos. Así que, volviendo otra vez a nuestra pregunta, lo que hace que (2) sea un enunciado verdadero, desde este punto de vista, es que el vaso que hay sobre mi mesa está lleno en alguno de los mundos posibles que subsisten en la mente de Dios. Yo, a través del enunciado (2), he representado una muestra arquitectónica de uno (o de varios) de los mundos posibles que Dios ha pensado.
Esta respuesta no es, obviamente, definitiva, sin embargo, fue la primera que planteó este problema de manera más precisa.