El Tarot de Marsella – Segunda Parte
El conocimiento humano para la concepción mística del universo, tiene dos fuentes, la revelación y la científica.
La ciencia es el conocimiento lógico y racional que ha transformado al mundo; pero también lo está destruyendo.
La revelación es la información simbólica que el hombre percibe por medio de la intuición, sobre el cosmos, su naturaleza o la del hombre.
El Tarot es muy simple y con sólo mirarlo se puede descubrir el código para descifrar su mensaje.
22 de las cartas del Tarot se denominan Arcanos Mayores y las 56 cartas restantes son los Arcanos Menores.
Todas las cartas tienen importancia y participan en el sistema de combinaciones y permutaciones.
Las imágenes del Tarot son disparadores que estimulan el hemisferio cerebral derecho, diferente de la lectura escrita que es procesada por el hemisferio izquierdo. Sin embargo la comprensión del Tarot necesita de los dos hemisferios, uno para la observación lógica y racional y el otro para la intuición.
El Tarot abarca todas las situaciones de la vida, la evolución colectiva de la humanidad y la evolución individual; se extiende a todas las posibilidades de la experiencia humana inclusive las del porvenir y todas las circunstancias psicológicas.
El esoterismo es el arte de esclarecer, de conquistar la luz para modificarse, transformarse, transmutarse y evolucionar; y el sentido del esoterismo es que el ser humano viva al máximo sus posibilidades, recorra su propio camino y a través de sus experiencias o pruebas de vida, aprenda a verse tal cual es. El Tarot es un mapa del cosmos capaz de recibir su información.
Las cartas del Tarot producen una impresión subjetiva que son reacciones del ego muy intensas basadas en criterios casi siempre incomunicables.
Comenzando por la observación subjetiva, basada en la escala de valores, las reacciones del ego, la asociación de ideas y los recuerdos y sin rechazar ninguno; se sentirá una resistencia interna; porque el hombre prefiere defender su escala de valores que ver la realidad tal cual es.
El Tarot funciona como un test proyectivo, que también provoca reacciones de rechazo.
Hay que observar si los personajes nos recuerdan a alguien, vivo, muerto o de ficción. Seguramente habrá cartas que nos afectarán más que otras y que nos sugerirán situaciones.
Es importante registrar qué cartas nos gustan o disgustan y qué es lo que rechazamos de ellas y anotarlo poniéndole la fecha, porque es probable que el paso del tiempo modifique esa sensación.
Los símbolos del Tarot se relacionan con la numerología, la astrología, el camino de la individuación, el paganismo, la historia de la humanidad, etc.
El Tarot también se relaciona con cualquier filosofía, porque es una forma de ver el mundo para sufrir lo menos posible; o de religión, que enseña a cómo comportarse para obtener mejores efectos en el mundo intangible, principalmente después de la muerte o durante el curso de esta vida.
El símbolo es una representación que no se limita al contenido específico de la carta sino que incluye varios significados que encajan en cada situación o persona concreta.
Hay personas que toman por primera vez un juego de naipes y se atreven a decir lo que le sugiere cada carta; y ese contenido no suele ser muy diferente a lo que pueden ver otros con muchos años de aprendizaje.
Si esa persona es muy observadora y minuciosa y se detiene en particular en cada detalle asociándolo con otras cartas, su lectura será aún mejor que la del experto que se ajusta a lo aprendido.
Por esta razón no hay una sola interpretación del Tarot sino muchas y otras imágenes y nombres en las cartas; y esto no implica que se modifique demasiado el resultado, porque todas las imágenes son mapas del cosmos y representan todas las experiencias humanas.
Los métodos objetivos implican observar las cartas sin prejuicios y sin utilizar respuestas condicionadas, teniendo en cuenta el mayor número posible de detalles, porque estos detalles darán el modelo de base de la carta, (por ejemplo qué es verde, qué es humano, animal o mineral en todas las cartas.)
Al Tarot se lo mira, se lo contempla, se lo vive y se lo experimenta.
Fuente: “El Tarot”; Tchalaï Unger.