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La Ley de Atracción – Segunda Parte

Publicado por Malena

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Cuando escribí el artículo titulado “La ley de atracción”, en este mismo blog, recibí algunos comentarios escéticos de algunas personas que asocian esta ley con el supuesto de que existe un Dios.

En realidad esta ley se basa más que nada en el poder del pensamiento de cada persona en este mundo, luego si existe Dios o no existe no quita para nada el gran poder que tenemos en nuestras manos.

Estos conceptos surgen de la antiquísima filosofía oriental de más de cinco mil años y se fundamenta en que la realidad es mental, basado esencialmente en que cada persona percibe el mundo de una manera diferente aunque reciba los mismos estímulos.

De modo que si la realidad la hacemos nosotros con nuestra mente es posible cambiar nuestro propio mundo cambiando nuestra forma de pensar.

Dios puede estar implícito como la fuerza organizadora de la cual formamos parte, pero si Dios no existiera, como algunos pretenden, sería lo mismo, porque estas leyes funcionan aunque no crean en Él.

Según estas antiguas doctrinas, desde el punto de vista psicológico existen tres Leyes Universales Eternas:

la Ley de la Atracción, la Ley de la Creencia y de la Creación y la Ley de la libertad de cada uno para ser quien es.

La primer Ley,

la Ley de la Atracción

nos dice que todas las cosas atraen a lo que se les asemeja. Es una ley universal como la ley de gravedad, que no se sabe qué es y de dónde viene pero que todos sabemos que existe, por sus resultados. Prueben a tirarse de una terraza e indefectiblemente se estrellarán contra el piso.

Lo mismo ocurre con la Ley de Atracción, lo bueno atrae lo bueno, lo malo atrae lo malo, el dinero atrae a más dinero, la miseria atrae a más calamidades y más miseria, lo positivo atrae lo positivo y lo negativo a lo negativo, las enfermedades atraen a las complicaciones y más enfermedades y la salud atrae el bienestar y la felicidad.

La experiencia de innumerable cantidad de personas que han trascendido, ya sea por su éxito en los negocios, como en las ciencias, por su inteligencia y creatividad, que han superado enfermedades terminales o secuelas aparentemente irreversibles de terribles accidentes, nos permite corroborar que el hecho de haber utilizado estas leyes en forma espontánea, o aprendida, les dieron la posibilidad de lograr lo que más deseaban en esta vida y cumplir su destino.

La segunda Ley,

la Ley de la Creencia y la Creación

nos revela que todo aquello en que fijamos la atención y promueve un pensamiento en que creemos, tarde o temprano se cumplirá y que la demora en cumplirse se debe siempre a nosotros.

Esta ley se basa en la física cuántica. Todo lo que ocurre en la realidad es una probabilidad en un infinito campo de probabilidades, de modo que el acontecimiento que deseamos es el que se materializa porque fijamos nuestra atención.

La tercera Ley,

la Ley de la Libertad de cada uno para ser quien Es

Es innegable que esta ley existe ya que se trata del derecho inalienable del hombre de la libertad Ser, que todos debemos estar dispuestos a permitir.

Si el hombre practica estas tres leyes con rigor, podrá crear su propia vida como la desea, con notable exactitud, pudiendo visualizar su destino como su obra maestra, mucho antes de que se cumpla.

Es importante comprender profundamente estas tres leyes que influirán en nuestras vidas y en las vidas de los que nos rodean, siempre que seamos conscientes de ellas.

Podemos cambiar nuestra vida hoy mismo y emprender la aventura de ser una persona diferente, para poder ver con nuestros propios ojos cómo cambia todo a nuestro alrededor, atreviéndonos a ser libres y dejando ser libres a los demás, y asumiendo el compromiso de nuestra propia existencia.

(continúa segunda parte)