La Homosexualidad y los Valores
Una noticia desde Nueva York, publicada en el diario la Nación, Sección Psicología/Salud, del 15 de agosto pasado, nos informa que la Asociación de Psicólogos de los Estados Unidos rechaza la terapia “de reparación”, que es la que busca cambiar la orientación sexual.
Según la APA (Asociación Estadounidense de Psicología), los psicólogos no les deben decir a sus pacientes que es posible cambiar su orientación sexual con terapias o tratamientos de alguna especie, expresando su repudio bien definido a las denominadas “terapias de reparación”, nombre aplicado por los psicólogos que sostienen que los homosexuales pueden cambiar su orientación sexual.
En realidad, no existen evidencias científicas que demuestren a ciencia cierta que este cambio pueda o no ser posible, principalmente debido al hecho de que cada ser humano es único y que no se puede generalizar una afirmación para todos sin tener en cuenta la persona total que es cada uno.
Agrega esta organización, que existen algunas investigaciones que sugieren que la intención de cambiar la orientación sexual puede hasta resultar negativa para el sujeto y provocarle depresión y hasta tentativas de suicidio.
Como alternativa, insta a los terapeutas a intentar otras opciones, desde la abstinencia sexual hasta el cambio de creencia religiosa.
Se puede afirmar que el hombre desde que nace hasta que llega a la adolescencia, ha realizado un proceso de desarrollo en el cual ha incorporado valores y creencias, y que en ese momento, es cuando tiene que decidir sobre su identidad.
Este proceso algunos lo logran pero otros no, permaneciendo toda la vida desconformes sin decidirse a aceptarse y a ser como son; siendo la tarea principal para el logro de la identidad, la aceptación del esquema corporal y el conocimiento de los propios valores.
Tenemos la obligación de preguntarnos cuál es el objetivo del tratamiento terapéutico.
Todo tratamiento terapéutico no tiene como objetivo decirle al paciente qué es lo que tiene que hacer ni influenciarlo de algún modo, sino que lo que intenta principalmente es ayudar a una persona, que es única e irrepetible, a que se conozca mejor y pueda decidir por si misma qué es lo que realmente desea hacer con su vida para sentirse feliz, para que pueda ser capaz de amar y de trabajar.
Los terapeutas sabemos que el paciente tiene dos opciones, o cambia de conducta o cambia de valores, por eso principalmente es que está en conflicto.
Pero un terapeuta no puede estimularlo para un lado en especial, según sea su forma de pensar, sino que su tarea específica es ayudarlo a que sepa quién es él, y que elija él mismo cómo quiere vivir su vida, esclareciendo sus propios valores y sus propios condicionamientos.
Las personas son sus valores y no todas las personas pueden dejarlos de lado para hacer lo contrario o pensar que todos los valores son relativos a las circunstancias.
Los valores que si son relativos a las circunstancias son los que todos tenemos que cambiar a medida que avanza el proceso de la vida, como la belleza física, la juventud del cuerpo, etc., pero para mucha gente, existen otros valores, que no cambian y que no están dispuestos a relativizar.
Ese conflicto, deberá resolverlo cada uno analizando cada aspecto de si mismo para encontrar su propio equilibrio y poder evolucionar trascendiendo cualquier bloqueo emocional.
La homosexualidad no es diferente a otros conflictos humanos; ninguno de ellos se puede resolver de afuera hacia adentro sino de adentro hacia fuera.
La labor del psicoterapeuta no es tomar partido sino tratar que el paciente logre elevar su percepción y logre ver una perspectiva más amplia, ya que como decía Einstein, los problemas sólo se resuelven cuando somos capaces de verlos desde un nivel más alto.