Introducción a la Filosofía
La filosofía vuelve a ocupar al hombre moderno, porque lo inquieta la forma en que está viviendo.
Antiguamente la filosofía griega era el refugio de una elite, descontenta y desilusionada por las continuas guerras, las injusticias, los abusos del poder, la violencia y las desigualdades sociales.
Los hombres con inquietudes intelectuales, con buena educación y generalmente de familias adineradas se reunían para tratar de entender al hombre, la realidad social y el sentido de la vida.
El conocimiento de la naturaleza también era de interés común así como de las matemáticas, la anatomía y la astronomía.
Los primeros filósofos griegos, desde el siglo VI a. de C., como Tales, Anaximandro y Anaxímenes, presocráticos, trataban de descubrir el origen del universo y se arriesgaban a elaborar teorías basadas en su intuición y teniendo en cuenta al hombre como parte de la naturaleza.
Concebían el origen de todas las cosas a partir de los elementos como el agua, el aire, el fuego o la tierra; y hasta a una sustancia indefinida denominada “apeirón”, adelantándose por medio de su intuición a los descubrimientos actuales de la ciencia.
Posteriormente, Sócrates, en el siglo V a. de C., comienza una nueva era en filosofía y mediante la mayéutica, método que consistía en el cuestionamiento sobre las cosas para tratar de llegar la verdad, inaugura una etapa basada en la razón.
Platón, siglo V. a. de C., discípulo de Sócrates, se dedica a escribir su obra, realizada en forma de diálogos con su maestro.
Utilizaba como método la dialéctica y la razón, utilizando el diálogo como la forma para llegar al conocimiento.
Aristóteles, siglo IV a. de C., discípulo de Platón, que trató de superar el idealismo platónico, se preocupó en buscar las leyes para descubrir la verdad, que fue el origen de la lógica.
El hombre es materia y forma, es potencia y acto, y la forma es lo que determina la materia. Aristóteles traslada la forma de la trascendencia al hombre.
Durante la Edad Media, el pensamiento filosófico se fundamenta en el dogma, es decir, el supuesto religioso de la existencia de un creador y los filósofos más destacados de ese período fueron San Agustín y Santo Tomás de Aquino que trataron de racionalizar la fe, el primero basado en la filosofía de Platón y el segundo en Aristóteles.
Como reacción a la filosofía escolástica, y teniendo en cuenta los adelantos científicos, surgen en la filosofía dos grandes movimientos, el racionalismo y el empirismo.
Descartes, en el siglo XVII, filósofo racionalista, interesado por los descubrimientos científicos de esa época y en contra de los modelos filosóficos escolásticos, creía que el procedimiento matemático se podía llegar a extender a cualquier fenómeno natural.
Propone Descartes una nueva filosofía basada en un método que no deje lugar a dudas; y encuentra que de lo único que puede tener certeza es que está pensando.
El yo pensante para Descartes es la verdad absoluta.
Los fundadores del empirismo inglés fueron George Berkeley, siglo XVIII, John Locke y David Hume. Propone que la fuente del conocimiento es la realidad sensible, es decir, la experiencia.
Kant, Immanuel, siglo XVIII, expresión máxima del racionalismo, realiza una síntesis entre el empirismo y el racionalismo.
Según este filósofo, los conocimientos del mundo provienen de las percepciones, pero la percepción racional del hombre lo condiciona, porque la conciencia humana tiene dos formas de estructurar la realidad que son el espacio y el tiempo.
El hombre percibe los hechos como procesos, la conciencia forma la realidad y las cosas se adaptan a la conciencia, porque el hombre percibe los hechos con la razón en términos de causa y efecto.
Para Kant, nunca podremos conocer las cosas en sí mismas, sólo sabremos cómo son para nosotros.
Las guerras y la revolución industrial, a partir de fines del siglo XVIII, provoca el surgimiento de nuevos movimientos filosóficos como el idealismo de Hegel y el materialismo de Marx que transforma la filosofía de Hegel en un determinismo económico.