Wittgenstein I: introducción general
Ludwig Josef Johann Wittgenstein (1889-1951), más conocido como Wittgenstein, es uno de los filósofos más originales, revolucionarios y de mayor genio de toda la historia de la filosofía. De hecho, alguien, no recuerdo quién, dijo en una ocasión que:
Tal afirmación es seguramente falsa, sin embargo, recoge algo que es cierto: Wittgenstein supuso para la filosofía una dosis de aire fresco, algo diferente a lo que esta materia había venido siendo durante 2.500 años. En la historia de la filosofía no se encuentran precedentes con los que comparar su pensamiento ni, mucho menos, sus obras principales: el Tractatus Logico-Philosophicus y las Investigaciones filosóficas.
Una vida bastante movida
La biografía de Ludwig Wittgenstein es ineludible para cualquiera que quiera hablar sobre este filósofo. No obstante, tampoco nos detendremos demasiado en ella. Nos limitaremos únicamente a dar algunos datos importantes al respecto.
Desde un punto de vista biográfico hay una contrapartida de Wittgenstein en la historia de la filosofía: Inmanuel Kant. Kant fue un hombre tranquilo, un profesor de filosofía prototípico que siempre vivió en su ciudad natal: Königsberg y que nunca vivió, que se sepa, hecho alguno que haya tenido trascendencia a nivel biográfico. Por el contrario, la vida de Wittgenstein, que nació en Viena, está llena de capítulos de gran interés, eso sin mencionar su personalidad, bastante atractiva, a la par que excéntrica, para las personas que lo conocieron.
Era de una de las familias más ricas de Austria y de Europa. Su padre fue un rico industrial, dedicado a la industria del hierro y el acero. Se crió en un ambienten familiar en el que las artes y la cultura eran promocionadas.
Inició estudios de ingeniería aeronáutica en Berlín y posteriormente continuó en Manchester. Mientras que estudiaba ingeniería tuvo acceso a la obra de Gottlob Frege sobre los fundamentos de la matemática. Esto le llevó a visitar al propio Frege, que ya era muy anciano y estaba retirado. La idea de Wittgenstein era estudiar con él, pero Frege ya llevaba años alejado del mundo académico, por lo que le recomendó que estudiara con Bertrand Russell, que en aquel entonces tenía la batuta en el género de investigación que comenzaba a llamar la atención del joven Wittgenstein.
En 1912 Wittgenstein se trasladó a Cambridge para estudiar con Bertrand Russell. Dos año más tarde, comenzaba la I Guerra Mundial, lo que llevó al filósofo vienés a alistarse, de manera voluntaria, en el ejército del Imperio Austro-Húngaro. Aunque por problemas de salud no estaba obligado a ir a la guerra, lo cierto es que él tenía un gran interés. Por un lado estaba movido por el patriotismo, por otro lado, quería mirar a la muerte a la cara. Aquí hay que hacer hincapié en dos cosas: la primera de ellas, es que tenía tendencias suicidas. De hecho, tres de sus hermanos se suicidaron. Por otro lado, siempre se apuntó de forma voluntaria a las misiones más peligrosas.
Fue durante la contienda cuando escribió una de sus principales obras, la cual es también una de las obras más importantes de la historia de la filosofía occidental: el Tractatus Logico-Philosophicus, más conocido como Tractatus. Se trata de un libro de poco más de 70 páginas en el que pensaba haber resuelto todos los problemas filosóficos. El libro era extraño y complicado, por lo que su publicación fue toda una odisea.
No obstante, el libro fue finalmente publicado. De modo que, puesto que todos los problemas filosóficos estaban resueltos, Wittgenstein pensó que ya no tenía sentido seguir con la filosofía. Así que estudio magisterio y se fue a trabajar de maestro a un pequeño pueblo vienés, trabajo que desempeñó entre 1920 y 1926. En aquel pueblo no lo querían mucho, ya que como maestro era bastante malo. Pretendía que los niños comprendieran las matemáticas superiores y castigaba la incomprensión de sus pequeños alumnos de forma violenta.
Prácticamente casi nadie sabía del paradero de Wittgenstein ni si estaba vivo o muerto, a excepción de sus amigos más íntimos. El caso es que su Tractatus y las ideas contenidas en él eran la comidilla de los filósofos del momento, tanto en Cambridge como en Viena. De hecho, fue la fuente de inspiración para uno de los movimientos filosóficos más importantes del siglo XX: el positismo lógico. En cualquier caso, tras su periodo como maestro fracasado, estuvo dedicado al diseño de una mansión para su hermana. A este respecto, conviene mencionar que a la muerte de su padre, Wittgenstein rechazó una herencia millonaria a favor de sus hermano Paul y sus hermanas.
Como decíamos, Wittgenstein ignoraba en estos momentos que se había convertido en un filósofo de fama internacional, hasta que Frank Ramsey apareció.
A partir de 1929 Wittgenstein regresa a Cambridge, en cuya universidad será profesor. Es a partir de este momento cuando su filosofía comienza a cambiar, convirtiéndose en el mayor crítico de su propio libro, el Tractatus. Durante la década de los 30 fue desarrollando esta filosofía.
En 1939 comienza la II Guerra Mundial y Wittgenstein vuelve de nuevo al campo de batalla, esta vez como camillero.
Después de la II Guerra Mundial volvió a abandonar la vida universitaria, esta vez para desarrollar tranquilamente su filosofía, tarea que le ocupó hasta su muerte en 1951, la cual fue causada por un cáncer de próstata. En 1953 se publicarían póstumamente las Investigaciones filosóficas, obra capital en la que se recoge su segunda filosofía.