Noam Chomsky II: política y crítica social
Iba a titular esta entrada «Noam Chomsky II: pensamiento político», sin embargo, Chomsky no destaca dentro del pensamiento político por ser un teórico, sino por su crítica informada. No es un Rousseau ni un Marx ni un Bakunin, sin embargo, es un intelectual muy popular, el cual tenemos el privilegio de poder escuchar y ver en vídeos de Youtube y otros canales de Internet. Digamos que es como Albert Einstein en su época, un científico de primera categoría que tiene opiniones claras sobre cuestiones sociales y políticas, las cuales son más o menos conocidas por el gran público.
Chomsky es anarcosindicalista y liberal clásico
Noam Chomsky se considera a sí mismo anarcosindicalista y liberal clásico. Que es anarcosindicalista quiere decir, más o menos, que es anarquista, esto es, que tiene como objetivo la conquista de los medios de producción por parte de los trabajadores, de tal modo que la sociedad se reorganice siguiendo dos principios básicos: la democracia directa y el federalismo (una estructura de comunidades autogobernadas en diferentes niveles de federación: local, comarcal, regional, etc.).
Por otra parte, se diferencia de otros tipos de anarquismo en el método para alcanzar dicho objetivo. El anarcosindicalismo intenta alcanzar este objetivo mediante la lucha organizada en asociaciones de obreros (sindicatos) independientes del poder político.
Que es un liberal clásico, quiere decir que se opone a la intervención del Estado en la vida de la gente. Para Chomsky, el ser humano es libre y creativo por naturaleza y el Estado no tiene que intervenir en ello de modo alguno, a lo sumo debe garantizar que cada individuo desarrolle sus potencialidades libremente en todos los ámbitos de la vida (personal, religioso, político, etc.).
Chomsky y la globalización
Chomsky está totalmente en contra de la globalización. Según su punto de vista, Estados Unidos pretende controlar la economía mundial imponiendo medidas coercitivas sobre el resto de los países. Esta globalización es defendida sobre la base de los principios del libre comercio. Sin embargo, según Chomsky el capitalismo moderno no suscribe realmente el libre comercio. Este es utilizado por Estados Unidos para imponerse sobre los países más débiles. El TTIP, al que le dedicamos un artículo en este blog, sería un ejemplo de lo que Chomsky denuncia.
Sobre religión y ciencia
Aunque Chomsky ha dicho en ocasiones que se considera un «ateo secular», lo cierto es que su postura con respecto a la religión es algo más compleja. De hecho, incluye una postura con respecto a la ciencia. En primer lugar, para él no está claro en qué consiste ser ateo, al menos mientras no se explique previamente el contenido de la creencia que se niega.
Su punto de vista es que la religión responde a una serie de problemas humanos, muchas veces arraigados en la misma naturaleza humana. Y a estos problemas la ciencia no puede dar respuesta. La ciencia da respuesta a cuestiones muy específicas y particulares que rara vez se dan en la vida diaria de las personas. Sin embargo, las cuestiones más relacionadas con el día a día ni siquiera son rozadas por la ciencia. De hecho, según el punto de vista de Chomsky, la ciencia es una mala guía para las cuestiones vitales. En general, dice, los científicos están demasiado preocupados de sus asuntos particulares y, en realidad, tienen un conocimiento muy escaso del mundo real.
Para Chomsky habría que comprender mejor el fenómeno religioso, aunque eso no significa que debamos acabar con él. Si hay personas que depositan el sentido de su vida en una realidad trascendente de cuya existencia no tienen prueba, en la medida en que esta creencia sea importante para estas personas y en la medida en que dan sentido a sus vidas, debemos dejar que sigan manteniendo esas creencias, aunque estemos convencidos de que se están engañando.