Filosofía

El TTIP

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

El TTIP nunca ha sido objeto de reflexión filosófica, al menos hasta donde mi conocimiento alcanza. Sin embargo, lo cierto es que dadas las repercusiones que puede tener tanto en la población estadounidense como en la europea y puesto que, en definitiva, supone una pérdida de poder político para los Estados y un aumento de este para las empresas transnacionales, sí que tiene interés desde un punto de vista filosófico. Pero bueno, antes de profundizar en este asunto es necesario que respondamos a la cuestión que le rondará al lector por la cabeza: ¿Qué es el TTIP?.

TTIP

El TTIP supone una merma de poder para los Estados y, por tanto, para los ciudadanos.

¿Qué es el TTIP?

«TTIP» son las siglas en inglés del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión. Consiste en un tratado que entre la Unión Europea y Estados Unidos, el cual está siendo actualmente negociado entre ambas entidades políticas. El objetivo del tratado, tal y como lo pintan las partes interesadas de cara a la unión pública, es explotar el «mercado transatlántico», compatibilizando la regulación sobre las actividades económicas y que llevan a cabo las empresas y abriendo nuevos mercados, todo lo cual se espera «que genere nuevas oportunidades económicas de creación de empleo y crecimiento».

Esto se traduce en suprimir normas que impiden a las empresas hacer lo que les plazca, así como evitar derechos (de los trabajadores) que supongan una protección externa del trabajador en las negociaciones laborales.

Las consecuencias del TTIP

La principal consecuencia del TTIP es la pérdida de poder de los Estados a favor de las grandes empresas. El TTIP podría imponer un marco legal a los Estados, al cual estos deberán subsumir sus leyes, del mismo modo que si se tratara de un texto constitucional. En el caso de los estados democráticos, esto supone un robo de poder para el pueblo, en la medida en que, como hemos dicho, el TTIP definirá el marco en el que el pueblo puede ejercer su poder político.

Por supuesto, el hecho de que este tratado se esté negociando prácticamente en secreto y de que no se vaya a someter a referéndum, ni en Estados Unidos ni en ninguno de los países de la Unión Europea, pone de manifiesto una actitud despótica por parte de los firmantes. Por supuesto, es despótica pero no ilustrada: nada para el pueblo y sin el pueblo. Sin duda, es un golpe de estado realizado en los despachos, sin más armas que un velo oscuro, unas cuantas firmas y unos documentos.

La ideología del TTIP

Como es obvio, el TTIP se sostiene sobre una ideología neoliberal, según la cual los estados no deben interferir en modo alguno en la actividad económica, la cual se rige por las leyes del mercado. Por ejemplo, el Estado no debería prohibir que se utilicen determinadas sustancias en la elaboración de ciertos productos alimenticios, pues deben ser los consumidores quienes expresen esto a través de su consumo, que es equivalente votar. Tampoco debe regular los precios de, pongamos por caso, la electricidad, pues ya se encarga la natural competencia entre las compañías eléctricas de regular los precios, abaratándolos.

En la teoría es, más o menos, así. En la práctica, sin embargo, las compañías eléctricas acuerdan los precios de la electricidad, de modo que no compiten entre ellas, sino que mantienen un oligopolio. Y las grandes industrias de la alimentación ya se encargan desde hace años de pagar estudios realizados por instituciones públicas y privadas, para demostrar que sus productos son sanos y de calidad.

El TTIP y la liberalización del mercado mundial

Además del TTIP, Estados Unidos está firmando acuerdos similares con la Organización Mundial del Comercio y con algunos países asiáticos. Desde este punto de vista, la liberalización de los mercados en todo el mundo está próxima a su consumación, dibujándose un panorama en el que el mundo estará gobernado por grandes oligarcas, dirigentes de las grandes firmas multinacionales, que velarán, por encima de todo, por duplicar los beneficios de sus negocios con respecto al año anterior.