El Amor Imposible de Nietzsche
El amor imposible de Nietzsche fue Lou-Andreas Salomé (1861-1937), nacida en San Petersburgo y perteneciente a una familia ruso-alemana. Su padre llegó a ser Jefe del Estado Mayor General del Ejército ruso, con título de nobleza otorgado por el Zar Nicolás I y su madre era de origen alemán criada en el seno de una familia con muchos intereses culturales.
Lou-Andreas Salomé fue escritora, ensayista y psicoanalista; era de carácter fuerte e inconformista y tuvo oportunidad de relacionarse con grandes personajes de su tiempo, entre ellos, el poeta austríaco Rainer Maria Rilke, el psicoanalista Sigmund Freud y el propio Nietzsche.
Asistió a la Universidad de Zurich, la única que en esa época admitía mujeres; y estudió materias como Ciencias de la Religión, Historia, Arqueología, Lógica y Metafísica. Su pasión por el conocimiento y la búsqueda de la verdad la llevaron a explorar diversas disciplinas y a relacionarse con los pensadores más influyentes de su tiempo.
En Roma, accedió al círculo literario e intelectual de Milwida von Meisenbug, escritora e intelectual alemana, muy activa políticamente. Este círculo fue un espacio de intercambio de ideas y debate intelectual que marcó profundamente a Salomé.
Allí conoció a Paul Ree, amigo de Nietzsche. Los tres se vincularon estrechamente hasta que Nietzsche, que se había enamorado de ella, no pudo tolerar más los celos y decidió alejarse. Este episodio marcó profundamente a Nietzsche, quien plasmó sus sentimientos en varias de sus obras.
Salomé y Ree convivieron durante tres años pero la relación no prosperó. A pesar de esto, Salomé nunca dejó de buscar el amor y la compañía en sus relaciones personales.
Contrajo matrimonio en 1903 con el orientalista Friedrich Carl Andreas, con la condición de que la unión no se consumaría, conviviendo con él hasta la muerte de éste en 1930. A pesar de la naturaleza no convencional de su matrimonio, Salomé y Andreas mantuvieron una relación de respeto y afecto mutuo.
Entre 1896 y 1901 mantuvo una tortuosa relación con el poeta austríaco Rainer Maria Rilke y juntos viajaron por Italia y Rusia, pero tuvo que dejarlo por los continuos ataques de ansiedad que sufría el poeta. Sin embargo, esta relación dejó una profunda huella en ambos y se refleja en sus respectivas obras.
A los cincuenta años cuando conoció a Freud y de inmediato se convirtió en su alumna más aventajada. Su relación con Freud fue de gran importancia para su desarrollo como psicoanalista y su contribución a esta disciplina es reconocida hoy en día.
Cuatro años después inauguró la primera consulta de psicoanálisis en Göttingen, donde residía desde 1903 y donde pasó los últimos años de su vida hasta su muerte en 1937. A pesar de las dificultades y desafíos que enfrentó, Salomé nunca dejó de buscar la verdad y de contribuir al conocimiento humano.
Nietzsche era muy tímido con las mujeres. Cuenta Paul Deussen en su libro “Recuerdos en torno a Friedrich Nietzsche», que estando en Colonia, Nietzsche, sin intención, fue a parar a un burdel, creyendo que se trataba de un restaurante. De pronto se vio rodeado de media docena de mujeres envueltas en gasas que lo contemplaban con interés. Nietzsche se quedó mudo y petrificado e instintivamente se dirigió a un piano que afortunadamente divisó en un rincón, para él el único ser con alma en aquella reunión, y se puso a tocar algunos acordes. Afortunadamente, la música logró relajarlo y pudo salir de allí con la mayor rapidez.
Nietzsche tuvo una relación muy estrecha con su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche, que se ocupó de las tareas domésticas en casa de su hermano hasta que se casó con el profesor de bachillerato, Bernhard Föster. Elisabeth fue una figura clave en la vida de Nietzsche, apoyándolo en sus momentos de dificultad y contribuyendo a la difusión de su obra.
Föester tenía ideas antisemitas que le valieron su empleo y su sueldo, decidiendo partir poco tiempo después hacia Paraguay con su mujer, donde Föster fundó la colonia “Nueva Germania”, donde según él debería prosperar, libre de corrupción, la raza aria.
Su experimento fracasó porque Föster no pudo evitar los vínculos de los colonos con los indígenas y acabó suicidándose.
Cuando Elisabeth volvió a Alemania, su hermano ya había perdido la razón. Tomó a su cargo su obra y fundó el Nietzsche-Archiv en Weimar, en cuya sede vivió Nietzsche sus últimos años. A pesar de las dificultades y controversias, Elisabeth se dedicó a preservar y difundir la obra de su hermano, contribuyendo a su reconocimiento como uno de los filósofos más influyentes de la historia.