Proyecto Venus I: la vía de la crítica
Hace unos años un antiguo compañero de la facultad me asaltó en Facebook, para ver si conocía el Proyecto Venus. Tengo que confesar que jamás había oído hablar de ello. En cualquier caso, aquello que me contaba me parecía una especie de quimera, así que sobre la marcha iba planteando mis críticas. Su respuesta, lejos de ser una refutación de mis críticas, era una acusación de prejuicioso. Según su punto de vista, mis prejuicios estaban causados porque no conocía el Proyecto Venus ni sabía lo que Era una economía basada en recursos. Yo, que tengo por costumbre preguntarme por qué mis interlocutores dicen lo que dicen, piensan lo que piensan y creen lo que creen, me percaté de que aquella forma de responder era bastante vieja. Algún predicador me había dicho eso alguna vez, aunque en el caso del predicador era el desconocimiento de cierto libro sagrado lo que me hacía prejuicioso.
La conversación continuó hasta que me convenció para que viera una serie de documentales (dos o tres de una serie titulada Zeitgeist). Los vi y bueno, aunque tenía discrepancias con algunos usos de sus conceptos, no me parecieron demasiado peligrosos. Pensé que mi compañero se había implicado mucho en el tema, de ahí su actitud acrítica y dogmática. El tiempo pasó y no le presté la mayor atención. Pero el paso del tiempo me volvió a traer a mi antiguo compañero por Facebook, quien unos meses después me volvió a insistir sobre el tema. El procedimiento fue igual que el anterior, aunque esta vez no vi más documentales. No volví a hablar del tema.
El paso del tiempo no cambia todo y prueba de ello es que, después de esto, me vi envuelto en una discusión sobre el Proyecto Venus. Mi antiguo compañero de facultad colocó en su muro de Facebook un enlace a un programa de noticias de una famosa televisión privada española, Antena 3, en el que hablaban de este proyecto y de su promotor, Jacque Fresco. Como ocurre en Facebook, el enlace se llenó de comentarios, algunos favorables y otros manifestando puntos de vista contrarios: leí muchos de ellos y me encontré con dos cosas: las personas que critican este punto de vista lanzan su crítica, principalmente, a un aspecto del proyecto: la posibilidad de realización del mismo. El problema es que la posibilidad de realización de tal proyecto implica básicamente todo el conocimiento científico actual, lo cual hace imposible tanto una crítica como una defensa del proyecto. En efecto, si tenemos en cuenta que cualquier especialista en una única rama del saber no vivirá para leer todas las publicaciones que se realizan anualmente sobre su disciplina, será difícil fundamentar la posibilidad de realización del Proyecto Venus en todo el conocimiento científico existente. Esta vía está vedada para cualquier individuo.
Como es habitual, los defensores del Proyecto Venus fundamentaban la motivación de las críticas en la escasez de formación, acerca del proyecto mismo, que tienen los críticos. Esto, como ya hemos visto en este blog, es una falacia llamada presunción de mala voluntad. Refutar un argumento diciendo que la persona que lo expone no tiene idea de lo que habla, sin precisar más qué es lo que esa persona ignora, es ilícito desde un punto de vista argumentativo. El otro argumento habitual utilizado por los partidarios del Proyecto Venus es el siguiente: decir que si rechazamos el Proyecto Venus, la alternativa es la destrucción (o algo muy desagradable también). Como sabéis los seguidores de La Guia 2000, esto es una falacia llamada falso dilema.
Así que siendo comprensivo con los críticos y percatándome de la escasez de recursos argumentativos de los partidarios, decidí intervenir. Mi primera reacción fue la que cualquier persona con formación filosófica tendría: criticar el uso de conceptos filosóficos, como el de naturaleza humana, que se hace en el discurso del Proyecto Venus. Sin embargo, cuando entré en la página web del proyecto me percaté de que había un elemento de crítica mucho más efectivo: exhibir lo que realmente es el Proyecto Venus: un negocio. Y este es el camino que he elegido para mi crítica. De este modo, en sucesivos artículos mostraré que el Proyecto Venus es una inmensa maquinaria diseñada para la venta de productos (libros, CD y merchandasing) en Internet. Como veremos, esta máquina de ventas cuenta con una enorme arquitectura comercial estratificada en diferentes niveles.