Proyecto Venus II: la presunción de mala voluntad
Lo bueno que tiene escribir en un blog de filosofía en el que los lectores pueden contestar, es que los autores podemos escribir nuevos posts inspirados en las opiniones de sus lectores. Este es el caso del presente artículo: no estaba programado y ha surgido a partir de un comentario de uno de sus lectores. Dicho comentario confirma parte de lo dicho en el primer artículo dedicado al Proyecto Venus. Concretamente, confirma la primera parte del párrafo cuarto de aquella entrada, donde se decía que los partidarios de este proyecto solían cometer, cuando este era criticado, una falacia llamada presunción de mala voluntad. Para ver la tesis, tal y como la formulé en ese artículo, podemos ver la imagen de abajo.
Bueno, este es el trozo de artículo confirmado por el comentario. Y ahora, en la imagen de abajo, podemos ver el comentario que confirma este trozo del post al que estoy haciendo referencia.
Según este comentario, mis críticas se basan no en algo que yo sepa y que algunos voluntarios ignoren, sino en el lamentable hecho de que no haya encontrado voluntarios que me resolvieran mis críticas de forma satisfactoria. Por supuesto, como no podía ser de otra manera, me dice que visite la web del Proyecto Venus, para que contacte con ellos. Y añade que las fuentes que investigaré para demostrar que el Proyecto Venus es una maquinaria comercial son poco fiables. Parece ser que «poco fiable» significa aquí algo así como «no es el Proyecto Venus». No obstante, tengo que decir que, desde este punto de vista, mis fuentes son fiables, en el sentido en el que se entiende aquí esta expresión. En efecto, mi principal fuente es la página web del proyecto, la cual es una auténtica muestra de arquitectura comercial en Internet. Tanto es así, que jamás vi algo tan bien montado desde este punto de vista.
Y es que mi crítica al Proyecto Venus se basa en un análisis de su página web, sobre la base de mi experiencia profesional en el mundo del marketing y el comercio online. Explicaré en qué sentido es una máquina de ventas online, cómo funciona, cómo minimiza costes, cómo está estratificada, cómo utilizan un lenguaje comercial, etc. Es más, demostraré, utilizando la propia página web, que ni siquiera es una propuesta coherente, en el sentido en el que su práctica contradice sus principios. De hecho, extraeré la que, desde mi punto de vista, es la conclusión más evidente: la realización efectiva del Proyecto Venus está muy alejada del espíritu con el que este se difunde en Internet, en la medida en que este espíritu es netamente comercial.
En cualquier caso, eso quedará para próximos artículos. Podemos ver este como un paréntesis, utilizado para mostrar que parte de lo dicho en «Proyecto Venus I» se confirma en el comentario de uno de los lectores de aquel artículo. De todos modos, en su momento volveremos de nuevo sobre este comentario, pues veremos que también confirma lo dicho acerca del espíritu comercial del Proyecto Venus.