El Lenguaje y el Pensamiento
Desde hace mucho tiempo, los filósofos sostienen que el lenguaje es el que hace posible el pensamiento, o sea que sin palabras no hay conceptos; idea admitida tanto en la filosofía como en la ciencia.
Algunas experiencias sin embargo, promueven la idea de que gran parte de las experiencias mentales son imágenes más que palabras. Existen hoy en día argumentos para sostener que existe un pensamiento sin lenguaje; y que el lenguaje es generalmente, la traducción imperfecta, de ideas y de representaciones mentales subyacentes, que preceden a la experiencia.
Los idiomas están basados en ideas simbólicas, abstractas y lógicas, como un programa informático. Suele ocurrir que a veces no encontramos palabras para expresar una idea con exactitud; o no recordamos el nombre de alguien cuya imagen tenemos en la mente.
Los afásicos por ejemplo, pueden manejarse en la realidad cotidiana con bastante precisión y normalidad y resolver algunos problemas prácticos. Por nuestro pensamiento desfilan imágenes continuamente y ¿qué es lo que está primero, la idea o la palabra?; es como el cuento del huevo y la gallina.
Hay perfumes, recuerdos, sensaciones que evocan imágenes y no palabras, las palabras sólo parecen intentar interpretar nuestra vida interior. Para algunos teóricos, el lenguaje se basa en un lenguaje interno hecho de representaciones simbólicas, abstractas y lógicas, que se puede comparar a un programa informático.
El psicólogo Stephen Kosslyn consiguió mostrar que muchas experiencias se basan en imágenes mentales formadas por escenas visuales. Según la Lingüística cognitiva, el lenguaje ordinario se basa en esquemas cognitivos anteriores a las palabras y a las reglas de la gramática, y le dan sentido, o sea que la idea precede al sentido.
Un individuo que no se puede imaginar el futuro no podría entender las reglas gramaticales y a la vez, la falta de reglas gramaticales para expresar el futuro no impide las ideas, por ejemplo de los afásicos.
En cuanto al pensamiento abstracto, no necesariamente es consecuencia del lenguaje. Testimonios de muchos científicos sobre la imaginación refuerza esta hipótesis. Einstein reveló que pensaba con la ayuda de imágenes mentales y los matemáticos en geometría piensan también con representaciones visuales.
Además, el lenguaje no sólo es un medio de comunicación, sino también una forma de estructurar y organizar nuestro pensamiento. El lenguaje nos permite categorizar, clasificar y conceptualizar nuestras ideas y experiencias. De hecho, algunos estudios sugieren que el lenguaje puede influir en cómo percibimos y recordamos el mundo.
Por ejemplo, los hablantes de idiomas que tienen palabras específicas para diferentes tonos de color son más capaces de distinguir esos tonos que los hablantes de idiomas que no tienen esas palabras. Esto sugiere que el lenguaje puede moldear nuestra percepción de la realidad en formas sutiles y a veces inesperadas.
El lenguaje es un instrumento que sirve para comunicar nuestros pensamientos. Es una herramienta imperfecta porque está formada por símbolos colectivos para compartir pensamientos comunes pero no necesariamente expresan la singularidad de las ideas individuales.
Las reglas del lenguaje no se corresponden estrictamente con el pensamiento, sólo obedecen a reglas de estructuración interna. El lenguaje representa un puente entre los universos mentales de cada persona, que nunca es absolutamente claro y transparente.
Ludwig Wittgenstein (1889-1951), afirma que es la gramática del lenguaje la que fija las características de la realidad y no la realidad la que imprime esos caracteres intrínsecos al lenguaje.
Inspirado en René Descartes y Wilhelm Von Humboldt; Noam Chomsky (1928) sostiene que el lenguaje está determinado por estructuras mentales innatas. La gramática universal es generativa porque puede producir una infinidad de frases a partir de elementos limitados y está en el origen de la creatividad.
Fuente: “Filosofía hoy”; “Las grandes preguntas de la filosofía”.