Razón y Fe
A los creyentes no les preocupan las pruebas lógicas sobre la existencia de Dios, porque el que cree no necesita razones; y para el que no cree, las razones lógicas no le alcanzan para explicar lo que está más allá de la razón.
El siglo XVII es de enormes contrastes; por un lado las inmensas posibilidades de la razón y por otro la angustia de no poder entenderlo todo y de lo efímero de la vida.
Descartes y Spinoza deciden suspender el juicio para los problemas que no puede resolver la razón; y es Blaise Pascal (1623-1662), el que intenta buscar un equilibrio entre la razón y la fe.
Para Pascal, la fe y la razón son órdenes distintos del ser humano y de la realidad, pero perfectamente compatibles, que requieren diferentes formas de conocimiento; porque Pascal no puede concebir que la verdad y Dios sean antagónicos.
El ámbito de la fe son los textos sagrados y la Iglesia, que no deben entorpecer la actividad científica, y ésta a su vez tampoco debe cuestionar las verdades de la fe.
La razón es limitada porque existen infinidad de cosas, tanto naturales como sobrenaturales, que la sobrepasan.
La fe es una necesidad que permite al hombre alcanzar la grandeza y la dignidad que no tiene su condición; y no se debe excluir del conocimiento los órdenes de la realidad que no se ajusten al racionalismo.
Pascal es un hombre de fe que concibe lo religioso como la oportunidad de que el ser humano alcance sus máximas posibilidades; pero si fracasa, aumenta el vacío de su vida por carecer de la capacidad de reconocer la verdad y por no poder liberarse del tedio.
La gracia es lo que le da al hombre la posibilidad de elevarse por encima de sí mismo.
Para Pascal, las matemáticas se subordinan a la moral y la moral a la gracia.
En el ser humano existen tres órdenes de cosas: la carne, el espíritu y la voluntad. Y los distintos órdenes de la realidad exigen diferentes modos de conocimiento.
Las verdades que las matemáticas demuestran pertenecen a la razón, pero existen otras verdades que pertenecen a la intuición o al corazón, donde la razón no tiene poder porque no las conoce.
Podemos conocer la verdad no sólo por la razón sino también por el corazón y lo que la razón no puede probar es una debilidad del razonamiento.
Como la razón es limitada tiene que haber otra forma de conocimiento que no sea lógico pero que sea indudable, certezas que se comprenden sin necesidad de la razón.
El corazón siente que el espacio tiene tres dimensiones, que los números son finitos; y la razón lo prueba.
El espíritu humano tiene certezas indemostrables que para la razón serían absurdas.
El corazón siente a Dios, la razón no, porque Dios es sensible al corazón y no a la razón.
Pascal no se refiere al corazón como contrario a la razón, ni le da un significado sentimental como puede tener en la actualidad; sino que le atribuye al corazón determinadas razones que son ignoradas por la razón.
El corazón y la razón son dos modos de conocimiento; el corazón es un modo de percepción y simbólicamente es un instrumento central del conocimiento.
No es por medio de la razón que sabemos de la existencia de Dios, sino por el corazón, porque el alma no piensa a Dios, lo ama.
Fuente: “Blaise Pascal, vida, pensamiento y obra”, Colección Grandes Pensadores, Ediciones Planeta DeAgostini, 2007.