Filosofía

Las Sectas

Publicado por Malena

Una secta es una doctrina que se separa de otra más amplia, que puede ser religiosa o filosófica; presidida por un maestro que se dedica a enseñarla y que es defendida por sus seguidores.

Históricamente siempre existieron sectas, por ejemplo la secta de Epicuro, de Lutero, de Calvino y de Mahoma que posteriormente se convirtieron en religiones.

Los líderes de una secta religiosa pueden ser perseguidos y juzgados como herejes por los fieles de la religión principal, como ocurrió con Jesucristo en su época, perdiendo de vista el objetivo esencial de una creencia que es la importancia que tiene para la sociedad y para un ser humano, tener fe en algo trascendente.

Los grupos sectarios son considerados con frecuencia desviados de las normas de una religión ya existente, en cuanto a sus creencias y prácticas; y lo que caracteriza principalmente a una secta es su líder carismático y la intención de captar adeptos, generalmente personas que no se sienten incluidas en la sociedad y desean sentirse contenidas en un grupo.

El inconsciente colectivo considera a las sectas como grupos secretos que viven de un modo extraño y que pueden resultar peligrosos para sus seguidores.

El motivo de la desconfianza y del rechazo colectivo por las sectas puede deberse a los trágicos sucesos ocurridos en Estados Unidos en ciertas organizaciones cuyos líderes llevaron a la mayoría de sus fieles al suicidio; o también a las prácticas liberales sobre la forma de organización familiar no tradicional que propician, cuando difieren de las de la cultura a la que pertenecen.

Por lo general, las sectas apuntan a enrolar en sus filas a personas jóvenes que huyen de sus hogares porque no se adaptan a las exigencias sociales y que aún no tienen poder de discernimiento como para discriminar las intenciones reales de los líderes de estos grupos. Pueden ser personas con problemas serios de adaptación, con una personalidad lábil, o con alguna enfermedad mental o con una escasa capacidad de juicio crítico. En estos casos, una secta puede resultar peligrosa si se trata de filosofías extremistas con objetivos irracionales que pueden poner en peligro las vidas de sus seguidores.

Para las personas que tienen poder de discernimiento y pueden discriminar de qué se trata desde el primer momento; o sea evaluar si están de acuerdo con la doctrina y con las prácticas y la forma de vida que les proponen, no hay peligro alguno, al contrario, es la oportunidad de trascender el mundo material y desarrollar el espíritu.

Nadie está en una secta si no quiere, porque ya no sería una secta si no una mafia donde se cometen delitos y nadie puede salir para volver a ser honesto.

En Argentina, aunque la religión católica es la que predomina, existe libertad de culto, de modo que nadie tiene autoridad para juzgar a una secta si no la conoce y si no tiene pruebas que la descalifican.

Es preferible aceptar ser parte de una secta, que por lo general se basan en los valores de religiones antiguas, que no tener fe en absoluto y ningún principio; porque el que no cree en nada y no tiene principios se siente inseguro, solo y aislado y puede llegar a ser alguien muy peligroso.

Los males de la sociedad de hoy se atribuyen con razón a la falta de fe; porque la gente sin fe cree, que si Dios no existe puede hacer cualquier cosa impunemente.

Sin embargo, aunque Dios no existiera, seguimos siendo responsables de nuestros actos, porque si no somos responsable, estamos autorizando a los demás a hacer lo mismo y los peores jueces seremos nosotros mismos.

Dios no tiene la culpa de lo que nos pasa, porque elegimos ser libres y abandonar el paraíso. Somos las víctimas de nuestras propias decisiones, porque la realidad es ordenada y todo ocurre por un encadenamiento múltiple de razones que es lo que finalmente da lugar a los hechos.

Por eso, todos los líderes religiosos dicen lo mismo, hay que, por lo menos, intentar hacer siempre lo correcto, pedir perdón por nuestros errores y ayuda al absoluto para poder salir de nuestros condicionamientos.