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La Alegría Interior

Publicado por Malena

Un bebé es naturalmente alegre, nunca triste, y si por alguna razón sufre una privación y se siente molesto, llora por esa situación puntual, no por cosas que le sucedieron antes.

El rostro de ese bebé, ni bien satisface su necesidad, vuelve a reflejar contento y gozo, complaciéndose en desparramar alegría a su alrededor con creces.

Un bebé no guarda resentimiento ni rencor, porque hace del olvido su modo de ser, porque su momento preferido es siempre hoy. Por eso cuando desaparece su madre detrás de la puerta él cree que se fue para siempre, no piensa que va a volver, porque para él no existe ni el pasado ni el futuro.

A los seres humanos lo que les borra la sonrisa para siempre es recordar el pasado y preocuparse por el futuro, porque se empeñan en creer que el futuro esconde una inevitable cadena de penas y sufrimientos.

La verdadera alegría interior es estar contento por nada, sentir gozo por la vida aunque parezca rutinaria, aunque esto casi es imposible porque nunca hay dos días iguales.

Sin embargo, los que pueden disfrutar de la vida, están contentos y conformes, no se quejan, se sienten bien consigo mismos, pueden amar a los que tienen cerca y querer su trabajo, y ser apasionados y felices. Pero tienen que disimularlo, porque se dan cuenta que la gente los mira como bichos raros, los consideran superficiales, irresponsables e insensibles a los graves problemas del mundo.

Los que no han perdido su alegría interior y disfrutan de la vida tienen la actitud que es necesaria para que a su alrededor las cosas se ordenen y se creen las condiciones favorables para cumplir sus objetivos; porque en esta vida, el obstáculo más difícil de salvar siempre es uno mismo.,

Dicen que la alegría y también la risa son contagiosas, sin embargo, parece que lo que realmente promueve, en las personas que no son felices, es la envidia y en lugar de copiar ese modelo de conducta, se sienten molestos, descolocados, fuera de foco.

La alegría estalla en nuestro interior cuando estamos bien con nosotros mismos, nos agrada cómo somos y quién somos y podemos estar con aquello que nos gusta porque hemos descubierto el sentido de nuestra vida.

Esto es lo que nos impulsa cada mañana a levantarnos contentos y lo que nos permite descansar toda la noche.

Mientras no nos formulemos las preguntas claves seguiremos desequilibrados y descontentos. ¿Qué es lo que me gusta? ¿Cómo imagino que tendría que ser mi vida para poder desarrollar mi potencial y estar en armonía física, mental y espiritual? ¿Por qué no me atrevo a intentarlo?

Podemos ser exitosos y no estar alegres, porque el éxito no es sinónimo de felicidad para todos, la prueba es que a muchos famosos les gustaría ser anónimos.

Tampoco la alegría interior se relaciona con el dinero, porque el dinero es un medio para un fin y si no se lo que quiero no me sirve para estar contento.

La diversión tampoco me garantiza la alegría interior, porque satisface los sentidos pero no llena el alma.

Postergar las preguntas que todos nos tenemos que hacer algún día es aceptar vivir amargado; y si no nos apresurarnos a encontrarles respuesta, ahogándonos con diversión o burlándonos de la alegría de otros, es perpetuar el propio descontento.

No se trata de proyectar grandes epopeyas, solamente todo lo que nos puede hacer sentir bien y en paz con nosotros mismos.