La Revolución Interior
Lo mejor que le puede pasar a un ser humano es llegar hasta el fondo, para poder cuestionarse la posibilidad de cambiar y ser otro diferente; darse cuenta que no necesita conformarse con los mandatos adquiridos y que puede atreverse a pensar por si mismo, ser dueño de su propia vida y aprender a tomar sus propias decisiones.
Solamente cuando una persona resuelve ser ella misma, independiente y plenamente consciente, puede encontrarse y descubrir el propósito de su existencia.
Cuando alguien decide arrastrarse por la vida como un autómata, sin sentir que nada lo afecta y no viéndole ningún significado a nada, recién en ese momento, cuando le parece que ya no puede caer más abajo, es cuando tiene la oportunidad de empezar de nuevo y arriesgarse en la vida para poder sentirse vivo.
El cambio, cuando es auténtico, viene de adentro, como reacción a la pérdida de sentido y a la falta de deseo de seguir viviendo; y siempre se puede cambiar para sentirse mejor, para tomar el control de la propia vida y ser capaz de cumplir los propios objetivos.
El cambio es capaz de transformar una vida opaca, rutinaria y sin sentido, en una aventura en la que se puede recuperar el entusiasmo y la alegría de vivir.
Puede que el cambio produzca dolor, pero como el dolor de un parto, es la oportunidad de un nuevo nacimiento, que no depende de nadie y que puede decidir uno mismo en el aquí y ahora.
El dolor del cambio es mejor que el sufrimiento de vivir una vida atado a las ideas de otros y manejado por la conveniencia ajena, y a veces sólo un hecho traumático grave puede impulsar a alguien a decidirse a cambiar.
Todo cambio implica un desprendimiento y también obliga a enfrentar nuevos desafíos, el riesgo de ser diferente y tener el coraje de transformar las expectativas de los otros, perseverando en el cambio, sin miedo al fracaso y con el coraje suficiente; aunque lo más importante será siempre cumplir con uno mismo.
La gente que descubre este secreto de la vida no puede menos que pregonarlo, y sienten que necesitan contar sus experiencias a otros. No todos los libros de autoayuda tienen un propósito puramente comercial, les sirve a sus propios autores para afianzar sus propios logros y para comprometerse más con sus convicciones.
El mundo está cambiando aceleradamente y cada vez hay más gente consciente que ha decidido abandonar el automatismo para comportarse como el ser que es para sentirse digno de si mismo. Por otro lado, aún están los que permanecen en la ignorancia, hundiéndose cada vez más en su propio egoísmo.
La revolución interior se refleja en este mundo turbulento porque el afuera es un reflejo del interior del individuo, donde los opuestos sólo pueden encontrar la armonía cuando han logrado el equilibrio.
El mal estar es la expresión del descontento, el odio y el resentimiento, que sienten los que todavía están en pie de guerra, buscando afuera lo que aún tienen intacto por dentro.
Ese malestar, que carcome las entrañas y destruye todo tipo de relación, no tiene un motivo verdadero, es un sentimiento de frustración que persigue al hombre como una deuda pendiente que había olvidado, y que como las deudas, crece a medida que pasa el tiempo.
Todos tenemos recursos valiosos porque son únicos, esa unicidad es la que les da su valor y no los parámetros externos.
Todos pueden cambiar y ser diferentes si se atreven a conocerse a si mismos. Encontrar el camino y avanzar sin detenerse, cuidándose con afecto y cariño, tienen que ser las premisas básicas.
Esto no quita que a veces existan momentos de dudas, porque la duda es la inquietud interior propia del hombre que le permite descubrir los errores.
Aprender a amar lo que hacemos y a apreciarnos cada vez más a nosotros mismos nos lleva a ser mejores.
Fuente: “La Revolución Interior”, David Marti Martinez, Ed. Urano