Fealdad
A decir de los estoicos, la belleza recorre el mundo, hasta el punto de que hay objetos y seres, como el pavo real, que existen exclusivamente para ser bellos. Otros, como la vid, compaginan utilidad y belleza. Así, Crisipo aseguraba que: «Ciertamente, por la naturaleza admirable y protectora de su obra (la vid) fue capaz, por igual, no sólo de producir un fruto muy útil, sino también de adornar bellamente su tronco».
Sin embargo, esta creencia en la belleza de las cosas no llevaba a los estoicos a negar la existencia de la fealdad. Al contrario, aseguraban no sólo que existía, sino que era necesaria. Claro, ¿qué mejor manera de resaltar algo que es bello que confrontarlo con algo que es feo? De hecho, ¿cómo sabes si algo es bonito si no tenemos con qué compararlo?
Así que para los estoicos la fealdad tenía un papel fundamental en nuestra concepción del mundo. En el fondo, es un poco hacer trampas, porque al darle una razón de ser a la fealdad se le resta buena parte de su carga negativa. Lo feo ya no es tan feo si es útil, e incluso esencial, para que comprendamos la verdadera belleza de lo bello.
Por otra parte, no podía ser de otra manera, si tenemos en cuenta que el estoicismo pregonaba que el mundo era armonioso, que estaba regido por el orden. Entonces, no puede existir una fealdad sin justificación, no puede limitarse a emborronar lo existente, puesto que entonces ese tan preciado orden se tambalearía, la armonía dominante desaparecería. Algo que los estoicos no podían permitirse. Si el orden domina el mundo, todo lo que ocurra, todo lo que exista, debe ser ordenado. Y la fealdad no será menos.
Reforzando esta tesis, los estoicos veían en la naturaleza la maestra del arte. Así, Cicerón hablando de Zenón, fundador de la escuela estoica, aseguraba que Zenón piensa «que es sobre todo propio del arte crear y producir, y que lo que ejecute la mano en las obras de nuestras artes, eso mucho más artísticamente lo ejecuta la naturaleza, esto es, como dije, el fuego artístico, maestro de las demás artes. Y, sin duda, por esta razón toda la naturaleza es artista, porque tiene una especie de camino y vía que sigue».
No es comparable el arte humano con el de la naturaleza, porque ella sabe perfectamente lo que hace, tiene una especie de plan maestro que ejecuta a la perfección, sin prisa pero sin escribir ningún renglón torcido.
Indagando un poco esta concepción podemos descubrir que una riada que se lleve por delante a cientos de casas y mate a miles de personas, o un huracán o la erupción de un volcán o… con las mismas consecuencia, debemos entenderla como parte de ese camino que sigue la naturaleza. Porque «como la pintura, la artesanía y las demás artes tienen un cierto resultado de obra acabada, así en toda la naturaleza, y aún mucho más, es preciso que todo sea acabado y perfecto». Por supuesto, si “todo es acabado y perfecto”, tiene que serlo TODO.
Imagen: unpuntodefuga.wordpress.com