Arte y técnica
Protágoras, uno de los sofistas más importantes, por lo menos que conozcamos en la actualidad, sentó las bases de la teoría del arte sofista al separar el arte de la naturaleza, en un artículo anterior ya asegurábamos que esta distinción era uno de los grandes logros de los sofistas, y del azar. Contraposición que afectaba no solo a lo que ahora conocemos habitualmente como arte, a las bellas artes, sino a la concepción que tenían los griegos del arte, por lo que la técnica del herrero o el zapatero o… también era considerado arte.
No hay azar en el arte
De esta forma, se resalta que el arte es un producto humano, que depende de él, al contrario de la naturaleza, cuya existencia es independiente, y anterior, al de la humanidad. Antes de los humanos, según está idea, no existía arte, pero sí naturaleza. Sin embargo, el sentido concreto de lo que es arte, no lo aprehendemos si no lo distinguimos también del azar.
El arte es producto del ser humano, pero no todo lo que hace éste es arte, sólo el contenido intencional, situado más allá de la casualidad, fijado en principios universales y realizado de manera consciente, podrá considerarse arte.
No hay libertad y espontaneidad en el arte. Tampoco existe la casualidad, que la fijarán en el mundo de la naturaleza, pero no el del arte. Todo está fijado en una serie de reglas que hay que seguir. El que tenga mejor pericia a la hora de seguir dichas normas será mejor artista.
Utilidad vs placer
La moral sofista distinguía entre lo placentero, el placer; y lo útil, la utilidad, distinción que llevaron al arte. Así, el sofista Alcidimante aseguraba que a pesar del deleite que nos producían las estatuas no nos eran de ninguna utilidad. También se aseguraba lo mismo de la poesía.
El orador Isócrates, que no era estrictamente sofista pero compartía sus puntos de vista, distinguía entre dos tipos de productos realizados por humanos: los útiles y los que agradan.
Dicha distinción, realmente, recorría prácticamente toda la filosofía moral griega de la época, la descubrimos en los poetas Teognis o Simónides, y, algo más tarde que estos, en Sócrates. Pero serán los sofistas la que la apliquen al mundo del arte.
A diferencia de en el mundo de la moral, en el del arte, a decir verdad, la distinción no tuvo mucha resonancia entre los griegos de la época, que seguía considerando al arte, según los preceptos antedichos, producto humano consciente y regido por determinadas leyes universales.
Realmente, la distinción entre artes útiles y placenteras, es la que hacemos nosotros entre las bellas artes y la técnica. Y aunque podamos hablar del arte del relojero no lo asimilamos al del pintor o el poeta. Los sofistas se adelantaron a su época, asimilaron que existían diferencias evidentes entre lo que en el mundo griego era considerado como arte. Y aunque en su época, como decíamos, no fue una idea que calara, podemos comprobar fácilmente que con el tiempo es la que se ha impuesto y ahora es moneda común, tan común que ni nos damos cuenta de ello,el distinguirlas.
Imagen: elzoologicodeyahve.com