El gran arte
Platón era un artista que amaba el arte. Sólo hay que leer cualquiera de sus textos para comprobar la belleza de su prosa. Pero también era un filósofo que desconfiaba del arte. Algo que también es fácil de comprobar acudiendo a sus escritos. Así que de su segunda faceta tenemos su definición de lo bello y del arte; mientras que de la primera, de su conocimiento artístico, podemos recoger varias ideas, análisis, observaciones… Algunas de las cuales vamos a ver a continuación.
El gran arte y el arte de la moderación
En uno de sus últimos libros, las Leyes, Platón elabora una clasificación de dos tipos de arte, el gran arte y el de la moderación, distinguiendo entre la belleza austera y digna de la superficial y ligera, decantándose, como no podría ser de otra forma, por la primera. El filósofo ateniense veía esta «dualidad» tanto en la poesía y en el teatro, como en la danza y la música.
Esta diferenciación entre dos tipos de arte, será la génesis de la distinción posterior, en otra época, entre lo bello y lo sublime. Separación que, por ejemplo, encontramos en Kant.
La belleza de las cosas reales y de las líneas o círculos
En otras de sus obras, el Filebo, como el anterior libro citado también de su última época, elabora una distinción entre dos tipos de belleza: la de las cosas reales, y cómo es representada en la pintura, por un lado; y, por otro, el de las líneas rectas o círculos de los planos y los cuerpos sólidos.
Siguiendo los planteamientos platónicos, y a estas alturas ya los conocemos un poco, es fácil suponer que la primera, la de las cosas reales, será una belleza relativa. La segunda, en cambio, «es hermosa siempre y por sí misma». Platón prefiere las formas sencillas.
De los colores también asegura que son «bellos y deleitosos por sí mismos».
Serán, entonces, las formas y los colores que sean sencillos y bellos los que nos proporcionarán un deleite especial, más profundo y sincero (aunque Platón no utilice estas palabras). De igual forma, los sonidos y aromas sencillos y bellos también nos proporcionarán un tipo de placer especial, diferente al de los recargados.
De este hilo argumentativo podemos deducir, y ver claramente, que Platón, a diferencia que la mayoría de sus contemporáneos, distinguía las experiencias estéticas. Es decir, que les daba un estatus propio, diferenciado del resto de experiencias posibles.
Sin embargo, a pesar de lo novedoso de estas propuestas, o quizás por ello, y a pesar de que muchas de estas ideas tuvieron cierta importancia, la que verdaderamente tuvo resonancia fue su teoría sobre el arte. Su concepción y disección del arte logró una influencia enorme durante muchos siglos después de morir Platón. Realmente, lo podemos considerar, con Tatarkiewicz, como su legado estético, ya que dentro de su teoría estética fue lo que más influencia posterior tuvo. Lo que, por otra parte, no quiere decir que no sea controvertida. Todo lo contrario, como comprobaremos en los próximos artículos, la discusión está servida.
Imagen: profjorgevillalba.blogspot.com.es