El Trabajo
Hace miles de años el hombre trabajaba para sobrevivir, vivía en grupos nómadas que cazaban y recolectaban para satisfacer sus necesidades vitales.
Cada vez que las condiciones de vida del ambiente se tornaban desfavorables y comenzaban a escasear los alimentos, emigraban hacia otros sitios más prometedores con climas más benignos, constituyendo el hombre y su grupo, junto a la naturaleza, una unidad armónica.
Se supone que los hombres y las mujeres además de atender sus necesidades inmediatas cotidianas también observaban con atención los procesos de la naturaleza con la curiosidad necesaria como para transformarlos, tratando de hacerlos más útiles a las exigencias que le demandaba la supervivencia.
Lentamente, a través de muchos años, utilizó su ingenio para iniciar un cambio revolucionario, tal vez el más importante de todos los tiempos, el cultivo de la tierra y la domesticación y crianza de animales.
Esta ingeniosa innovación le permitió independizarse de los avatares de la naturaleza y dejar atrás su vida errante para asentarse en forma definitiva y construir viviendas cada vez más sólidas y confortables, fabricar armas y utensilios y crear grupos humanos cada vez más grandes.
El hombre está dotado naturalmente para crear y hacer, de modo que fue evolucionando a medida que sus necesidades se lo exigían hacia posiciones cada vez más civilizadas.
Se cree que hace seis mil años antes de nuestra era, presumiblemente, la agricultura en un principio, ya se hallaba en pleno desarrollo en la zona de la Mesopotamia, en los valles de los ríos Éufrates y Tigris, donde se han encontrado semillas de cereales que aún se siguen cultivando; y se supone que esa práctica se expandió en todas direcciones.
Estos cambios fueron muy lentos, las viviendas fueron mejorando y se fueron incorporando nuevas herramientas para facilitar el trabajo cotidiano.
La vida sedentaria favoreció la confección de vasijas de barro para cocinar los cereales y las carnes, y era la mujer la que se ocupaba de la alfarería.
La concentración de las poblaciones fue siempre en zonas que contaban con terrenos fértiles y próximos a los ríos, disputadas por otros grupos, lo que originaba contiendas para defender los territorios.
Como ha sucedido siempre a lo largo de la historia fueron apareciendo cada vez mayor cantidad de herramientas para resolver la necesidad del desarrollo de los medios de producción.
Las viviendas estaban habitadas por grupos de veinte a treinta personas y contaban con solo un fogón para cocinar. Dentro de la casa se desarrollaban todas las actividades en grupo, las mujeres tejían o molían los granos, además de ocuparse de la alfarería y de la fabricación de objetos de madera como cucharas, platos, etc.
Existía una división del trabajo y el respeto por los mayores y los líderes, y la actividad individual no se concebía fuera de las necesidades del grupo ya que se coordinaban todos los esfuerzos para el beneficio de todos.
Los que acumularon riquezas y los sacerdotes fueron los que asumieron el poder cuando las comunidades se hicieron más grandes, utilizando sus influencias. Los frutos producidos dejaron de ser distribuidos en forma igualitaria surgiendo las sociedades divididas en clases.
A pesar de las desigualdades y las injusticias las sociedades que surgieron de esas comunidades primitivas tuvieron algo en común, fueron progresando gracias al esfuerzo del trabajo humano.
Hoy en día no siempre el trabajo que realiza el hombre tiene un significado tan profundo ni genuino como el del hombre primitivo; además, tampoco existe el mismo sentimiento de colaboración grupal que impone el hecho de ser absolutamente vulnerable y depender de los demás para la supervivencia.
La vida se ha tornado solitaria. Sobreviven en las grandes sociedades tanto hombres como mujeres como seres aislados y autosuficientes refugiándose en una actividad alienante.
Tal vez sea un momento de transición para dar paso al hombre del futuro, recuperando la necesidad inconsciente colectiva que se ha perdido de la vida en grupo, para quererse y cuidarse mutuamente, aún teniendo todas las necesidades satisfechas; ya que el avance de la tecnología, seguramente le brindará la posibilidad de hacer lo que le gusta, según sus habilidades y aptitudes personales sin la necesidad de trabajar en tareas que lo alienen en su trabajo.