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La Sabiduría Interior

Publicado por Malena

No intentes buscar las respuestas a tus preguntas afuera, porque la verdad está en tu interior.

Si para tomar una decisión necesitas un consejero es señal que confías más en él que en ti mismo; te responderá lo que considera satisfactorio para él pero no podrá ponerse en tu lugar y contestar lo que te conviene a ti.

Todos pasamos por momentos de incertidumbre en los que nos parece que todo lo que hacemos nos sale mal, comenzamos a dudar de nosotros mismos y creemos que podremos encontrar mejores respuestas afuera; sin embargo dentro de nosotros tenemos una fuente de sabiduría innata.

Las personas demasiado ocupadas, que no pueden estar solas, no tienen oportunidad de escuchar su voz interior. Pero es importante recordar que la soledad no es necesariamente negativa. En realidad, puede ser un espacio de reflexión y autoconocimiento. En la quietud de la soledad, podemos escuchar nuestras propias voces con mayor claridad y descubrir nuestras verdaderas necesidades y deseos.

Esta voz interior nos acompaña siempre, principalmente en los momentos difíciles y guían todos los días nuestro camino. Es como un faro en la oscuridad, que nos guía hacia la dirección correcta. A veces, puede parecer un susurro suave, otras veces, puede ser una voz fuerte y clara. Pero siempre está ahí, esperando a que la escuchemos.

Aprender a estar con uno mismo es descubrir la sabiduría que todos llevamos dentro. Conectarse con la interioridad requiere prestar atención al lenguaje del cuerpo, porque cualquier malestar puede indicar que se está actuando en forma equivocada. Por ejemplo, no poder dormir o tener pesadillas es señal de estrés, porque lo normal es que el cuerpo esté relajado.

La intranquilidad, las dudas y los miedos nos atormentan cuando no estamos haciendo lo que queremos y nos estamos dejando llevar por lo que nos dicen los demás. Son las sensaciones que percibimos del cuerpo las que nos indican el camino a seguir.

Hablar con uno mismo es útil para aclarar la mente, porque nos permite tomar distancia y vernos desde afuera; y saber lo que queremos es lo principal porque nos conduce a hacernos buenas preguntas. Este diálogo interno puede ser una herramienta poderosa para el autoconocimiento y la autorreflexión. Puede ayudarnos a entender nuestras emociones, a identificar nuestras fortalezas y debilidades, y a tomar decisiones más informadas y conscientes.

Una buena pregunta, si se formula desde la razón y teniendo en cuenta los sentimientos, lleva en sí misma la contestación. Seguir el deseo genuino es lo que nos hace felices, pero es el temor al cambio el que nos hunde en un mar de dudas.

La intuición es el conocimiento inmediato de la realidad que surge espontáneamente sin reflexionar. Si aprendemos a confiar en nuestra intuición podremos comprobar que realmente es algo que funciona. La intuición es el instinto que hemos perdido y que tenemos que recuperar para nuestro beneficio.

La intuición, más la memoria, la experiencia vivida, la reflexión y las sensaciones del cuerpo, son los aliados que necesitamos para retomar nuestra senda sin equivocarnos. Einstein decía que lo único realmente valioso para nosotros es la intuición.

Somos los protagonistas de nuestras vidas y como tales, tenemos que confiar en nosotros mismos. Estamos obligados a elegir y a comprometernos con la vida para ser la persona que somos, aceptando los miedos y las dudas como algo natural y no como obstáculos en nuestro camino.

Somos los únicos responsables de nuestra felicidad, porque somos nosotros los que tenemos a nuestro cargo las riendas de nuestras vidas. No olvidemos que cada uno de nosotros tiene el poder de crear su propia realidad. Nuestras decisiones, acciones y actitudes determinan la calidad de nuestras vidas. Por lo tanto, es esencial que aprendamos a tomar decisiones conscientes y a asumir la responsabilidad de nuestras acciones.

Se puede desarrollar la conexión con la sabiduría interior, siendo capaces de estar con nosotros mismos, sin hacer nada, como mínimo dos minuto por día, dejando que los pensamientos surjan espontáneamente sin intentar controlarlos.

Puedes visualizar alguna escena agradable o un paisaje; imaginar que caminas sobre la arena húmeda a la orilla del mar o simplemente que estás escuchando música. Lo mejor es estar en un ambiente grato, buscar un lugar placentero donde puedas estar a gusto contigo mismo.

Trata de centrarte en una versión elevada de ti mismo y abandona cualquier pensamiento negativo reemplazándolo por un excelente momento vivido que recuerdes.

No te apresures por conseguir resultados, practica la paciencia y calma la mente, porque todo necesita tiempo. Recuerda, la sabiduría interior no se desarrolla de la noche a la mañana. Requiere tiempo, paciencia y práctica constante. Pero una vez que aprendas a conectar con tu sabiduría interior, descubrirás una fuente inagotable de orientación, paz y felicidad.

Agradece todo lo que eres y tienes y confía en ti mismo. Aprende a asumir algún riesgo por diversión y déjate fluir.

Fuente: “Psicología práctica”; “Escucha tu sabiduría interior”; Mar Cantero Sánchez, coach creativa; No.123.