La importancia del arte
El objetivo del arte para Aristóteles no solamente era el placer, como así lo era para los hedonistas, pero sí que lo consideraba una de sus partes fundamentales o, por ser más preciso, un elemento importante de lo que el arte nos ofrece. Y es que, es indudable, la obra de arte nos proporciona placer, o bien a través de la liberación emocional, por su capacidad y pericia imitativa, por ser perfectamente ejecutada; o por utilizar bellos colores y hermosos sonidos. Siendo los placeres que nos proporciona no sólo sensoriales, que los captamos a través de nuestros sentidos, sino que también nos ofrece placeres intelectuales. De hecho, a decir de Aristóteles éstos son más intensos que aquellos.
Por otra parte, dependiendo del género artístico, del tipo de arte, se nos proporcionara un placer u otro ya que, según el pensador griego « [cada arte] crea el género de placer que le es propio».
Así, los intelectuales son fundamentalmente proporcionados por la poesía, mientras que los sensoriales son más propicios para la música y las artes plásticas.
Dos tipos de belleza
Según Aristóteles los seres humanos obtenemos placer por dos fuentes diferentes. Por una parte, lo obtenemos de aquello que nos satisface, y no sólo respecto al arte, sino que también en cualquier otro ámbito de nuestras vidas; y por otra parte, lo obtenemos de aquello que en sí mismo merece ser amado y deseado, que es digno de serlo.
Siguiendo este hilo conductor, y asumiendo las ideas platónicas, el filósofo estagirita distingue entre dos tipos de belleza. A saber: «la placentera» y «la grande». Siendo el objetivo de la primera, exclusivamente, el sernos placentera. No buscaría nada más.
Así las cosas, también existe la misma dualidad en el arte. Por lo que una obra artística puede no ser «grande» y sin embargo darnos placer. Es decir, puede ser buena sin ser considerada grande.
La importancia del arte
A diferencia de su maestro Platón, Aristóteles no consideraba al arte como mero juego, sino que le daba una importancia más transcendental, algo que merecía ser tomado en serio, ya que ocupaba un lugar importante dentro de nuestras vidas que, por otra parte, clasificaba en cuatro estratos según a lo que estuvieran dedicadas: al placer, al lucro, a la política o a la contemplación.
Y aunque en la clasificación anterior pareciera que no toma en cuenta algo así como la vida artística, aquella dedicada al arte, tenemos que tener en cuenta que el concepto griego de contemplación (fecopia) era lo suficientemente amplia como para no sólo abarcar la vida contemplativa del científico y el filósofo, sino que también incluía la del poeta y el artista. Es decir, que cuando Aristóteles se refiere a una vida dedicada a la contemplación, también está haciendo referencia al arte.
Sin embargo, tampoco consideraba que una vida que se dedicara exclusivamente a la contemplación del arte, como goce pasivo, pudiera colmar una vida humana, por lo que no la consideraba como tal. En este sentido, esta forma de goce pasivo podía formar parte de cada uno de los tipos de vida antes expuestos, pero nada más.
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