Falso arte
El arte, a decir de Platón, debía seguir las leyes por las que se rige la naturaleza, el universo y, además, tratar de forjar el carácter de los seres humanos bajo la luz de la Idea del bien. Al parecer del filósofo ateniense tanto el arte arcaico griego como el egipcio cumplían a la perfección estas dos reglas que debía seguir todo arte para ser considerado digno. Pero, ¿qué opinión le merecía el contemporáneo, el que elaboraban los artistas que vivieron en el tiempo de Platón? No muy buena, ciertamente. De hecho, para ser honestos, es de una condena casi absoluta.
Arte, yo te condeno
A Platón no le gustaban los intentos de ruptura, la novedad o la variedad ya que según él estos vanos intentos no traían más que subjetividad y deformación, todo lo que no quería ver en el arte, que recordemos para él era objetivo y tenía que ser veraz, fiel a la realidad. Es por ello que defendía el pasado, una vuelta a la costumbre, al arte de toda la vida, que diríamos coloquialmente. Es esta defensa acérrima del arte tradicional que ha llevado a muchos analistas a considerarlo el primer “clasicista” de la historia, el primer pensador que defendió abierta y enconadamente volver al pasado.
Pero los postulados platónicos conllevaron algo más que una condena abierta. Hasta entonces los artistas y los que pensaban sobre arte, los teóricos, partían de lo mismo, de las mismas fuentes y premisas, adaptando estos últimos a lo que hacían los primeros. Sin embargo, Platón pretendía decir a los artistas cómo debían actuar, cómo tenía que ser el arte, por lo que se produjo una ruptura entre el arte y la filosofía del arte.
La consecuencia de todo anterior, fue una condena del arte por parte de Platón, que pretendía eliminar a poetas y artistas de su Estado ideal, de su República.
El arte ni es útil ni adecuado
Ya vimos que dos de los postulados respecto a la importancia del arte que defendieron los pensadores anteriores a Platón, como Sócrates, su maestro, fueron los de su utilidad y adecuación. Sin embargo, para él, al partir de una imagen deformada de la realidad y, por tanto, corromper al pueblo, por mostrarle lo que no es, el arte ni puede ser útil ni adecuado.
Sin embargo, si el propio Platón consideraba que el arte representaba la realidad, ¿por qué tiene que inducir al error?
La respuesta la encontramos en el propio pensador griego que consideraba que si bien representa la realidad lo hace deformándola, creando una imagen que no existe, ilusoria, que hechiza, como decía Gorgias, aunque para este último fuera algo positivo.
Por otra parte, incluso si no deformase la realidad, o cuando no lo hace, tan sólo representa la parte superficial de los objetos, las personas, etc. Y para la concepción filosófica platónica, la parte externa de la realidad y que sólo atañe a los sentidos no sólo es “superficial”, sino que también es una imagen falsa.
Finalmente, Platón consideraba al arte como corruptor puesto que afecta directamente a los sentimientos, estimulándonos. Pero, a su parecer, el hombre se debería guiar exclusivamente por la razón.
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