Filosofía

La autonomía del arte

Publicado por Ruben Avila

autonomía arteLa visión que tenía Aristóteles respecto al arte difería en varios puntos diferentes respecto a la que tenía su maestro, Platón, y, en general, la mayoría de los griegos contemporáneos suyos. Sobre todo, la diferencia radicaba en la consideración que tenía el Estagirita sobre el arte, al entenderlo como una entidad autónoma, regida con sus propias normas. Recordemos que hemos visto cómo sus predecesores, Platón en particular, asumían que las leyes naturales debían ser también las que gobernasen el mundo del arte. De esta forma se podría analizar una obra por su adecuación con el mundo natural y las normas que gobiernan el universo.

Sin embargo, para Aristóteles el arte es autónomo, principalmente, desde dos puntos de vista. Por un lado, de las leyes naturales y morales; por otro, de la verdad y la virtud. Así, aseguró que «no es la misma la norma de corrección de la política y de la poética», ya que es la moral la que debe regir la política y no así el arte. También, consideraba que «aunque errase, [la poesía] puede tener razón». Es decir, que no se rige por los criterios de verdad.

Este análisis de lo que es el arte, está independencia del mundo de la esfera de la moral y de la epistemología, es sin duda alguna un punto de inflexión para entender la consideración que ahora tiene el arte. Aunque, es cierto, es muy difícil hacer un corte limpio, para separar las diversas esferas.

Por poner un ejemplo relativamente reciente, de principio del siglo pasado, todos los aficionados del cine tenemos que agradecer a D.W. Griffith haber dado una conciencia al cine, que pasó de ser poco más de un divertimento al nivel de los fenómenos de los circos, a considerarse a sí mismo como arte. Sus películas, empezando por El nacimiento de una nación, fueron las primeras en desarrollar una técnica cinematográfica, alejándose por completo del teatro. Sí, el cine empieza con Griffith, no hay duda. Pero tampoco la hay de que El nacimiento de una nación es racismo en estado puro, que nos presenta a los negros como salvajes y desaprensivos, tomando claramente partido por los confederados en la guerra civil estadounidense, que es el periodo temporal en el que se desarrolla la historia de la película.

Sin embargo, ¿siguiendo los preceptos aristotélicos deberíamos separar entre los valores morales (el racismo), epistémicos (la veracidad o falsedad de la historia que se nos cuenta) y los artísticos?

Es un trabajo que debemos hacer ante cualquier obra de arte, no sólo cinematográfica, también cuando estemos frente a un cuadro o leyendo un libro. Pero, qué duda cabe, es una tarea de difícil, por decirlo de una manera gráfica, digestión. Aquello que va contra nuestros valores más profundos, nos revolverá las tripas y difícilmente sea algo que podamos admirar, por lo que trataremos por todos los medios, aunque sea a nivel subconsciente, de invalidar su potencial artístico.

De hecho, todavía hay muchas personas que consideran que el arte tiene un imperativo moral, que forma parte de sus características y que, por tanto, tiene que formar parte de los criterios evaluativos de cualquier obra artística.

De todas formas, que Aristóteles afirme que los criterios artísticos son diferentes a los morales o epistemológicos, no quiere decir que en el arte no haya verdad o moralidad. Ni mucho menos, al contrario. De hecho, los tres tipos de valores tienen que ser tenidos en cuenta para determinar la importancia de una obra de arte.

Imagen: hesperetusa.wordpress.com