Cambios en el arte
Con la irrupción de Alejandro Magno en el panorama mundial, siguiendo la estela de Filipo II, su padre, la Grecia de las ciudades-estado perdió su hegemonía en el ámbito geopolítico. Pero el emperador macedonio no sólo conquistó Grecia, también se hizo con el inmenso imperio Persa, llegando a territorio indio. Así que el aislamiento anterior en el que se encontraban los griegos fue sustituido por una especie de globalización, en el que las ideas tenían un recorrido de ida y vuelta.
Tras la muerte de Alejandro Magno, su Imperio fue dividido entre sus sucesores, quedando cuatro estados, conocidos como los diádocos. A saber: Macedonia, que quedaba en manos de Antígono, general macedonio; Egipto, cuya capital, Alejandría, se convirtió en un centro de cultural fundamental, estuvo gobernada por Tolomeo, comandante de Alejandro e íntimo amigo de él, y sus descendientes; Siria, bajo el mando del general Seleúcidas, con capital en Antioquía; y Pérgamo, un reino surgido algo más tarde, bajo la tutela de Atálidas.
Cambios de vida
Durante esta época el sistema político sufrió un cambio de paradigma, dejando de ser como modelo la república democrática ateniense, convirtiéndose en el más común la monarquía absoluta, modelo seguido por todos los estados diáodocos. También, las relativamente pequeñas ciudades-estado griegas, las polis, fueron sustituidas por estados que ocupaban extensos territorios y gobernaban a millones de habitantes, a la manera de lo que fue el inmenso imperio persa que cayó bajo el yugo de las armas de Alejandro Magno y sus huestes.
Cambios en el arte
Todos los cambios que se produjeron en el modo de vida en la época helenística, tuvieron una influencia crucial, como no podía ser de otra forma, en la forma en el que era vivido el arte, que se convirtió en patrimonio de la élite, las cortes y las clases gobernantes. Dejó de participar en él los ciudadanos, como así ocurría en las polis griegas —conviene recordar que no todos los habitantes de una polis eran ciudadanos, ni mucho menos, así que tampoco es oro todo lo que reluce—.
También la influencia asiática y el comercio con el este, las sedas, marfil, piedras preciosas… con los que venían cargados los barcos desde Asia, además de otros bienes de primera necesidad y riquezas de las conquistas, convirtieron a los nuevos estados en mucho más ricos de lo que podían imaginar ser las ciudades-estado griegas, lo que no quiere decir, claro, que el pueblo oliera tales riquezas.
Imagen: zonu.com