El I Ching, el Libro de los Cambios
Los chinos desarrollaron un sistema de arquetipos cósmicos que combinan aspectos de yin y yang y que figuran en el I Ching, Libro de los Cambios o de las Mutaciones.
Este libro es el primero de los seis clásicos del Confucianismo y representa el centro del pensamiento y la cultura china.
Esta obra se puede comparar con escrituras sagradas como los Vedas o la Biblia, que pertenecen a otras culturas, y es uno de los más importantes de la literatura universal.
El Libro de los Cambios registra lo más significativo que tuvo lugar durante tres mil años de historia china y reúne la más sólida sabiduría de todas las épocas.
Comenzó siendo una colección de sesenta y cuatro figuras o “hexagramas” que se basan en los símbolos yin yang, que en la antigüedad se empleaban como oráculos y posteriormente, a lo largo de los años, se fueron incorporando otros aportes.
Los 64 hexagramas o arquetipos cósmicos contienen todas las combinaciones posibles de situaciones o fenómenos que pueden darse en la naturaleza y en la vida humana y representan los patrones cósmicos del Tao.
Cada hexagrama tiene un nombre y un pequeño texto llamado juicio que es el que señala el patrón cósmico y lo que se denomina imagen, que es otro breve texto elaborado con posterioridad que le da el significado al hexagrama.
Hay un tercer texto que interpreta el hexagrama en un lenguaje mítico difícil de entender.
Más que adivinación, lo que el hexagrama indica es la situación actual de la persona que consulta, según el patrón cósmico de ese momento; para conocer qué conducta seguir.
El objetivo del I Ching no es tanto saber el futuro sino saber las condiciones presentes para hacer lo más adecuado.
Es un libro de sabiduría que inspiró a Lao Tse y a Confucio, y que subraya el aspecto dinámico de todos los fenómenos y de todas las cosas.
El yin y el yang son los dos opuestos que ponen límites a los ciclos de cambio, porque cuando el yang llega a un extremo deja paso al yin y cuando el yin alcanza su punto máximo da lugar al yang.
Los chinos creen que las manifestaciones del Tao se generan por la interacción dinámica de estos dos polos opuestos.
Desde la antigüedad los opuestos arquetípicos de la naturaleza fueron representados por luz y oscuridad, masculino femenino, firme blando, arriba y abajo. Yang es lo fuerte, masculino, el poder creativo y se relaciona con el cielo que está arriba en movimiento. Yin es la oscuridad, lo receptivo, femenino, el elemento materno; y está representado por la Tierra que está abajo y en reposo.
Con respecto al pensamiento, yin es la mentalidad intuitiva y yang el intelecto racional; Ying es la tranquilidad, la quietud contemplativa de la sabiduría y Yang la fuerza de la acción.
El Yin y el Yang son la base filosófica de la cultura china y determina su estilo de vida tradicional.
La vida para ellos es la armonía combinada del Yin y el Yang. Una dieta saludable debe contener la combinación equilibrada de estos dos opuestos.
También la medicina china se basa en el equilibrio yin y yang del cuerpo, o sea que la enfermedad se interpreta como la ruptura de ese equilibrio y el bloqueo del flujo de yin y yang.
Fuente: “El Tao de la Física”, Fritjof Capra.