Aporías
Como hemos visto en nuestros dos últimos artículos, los elementos que tenían los escépticos para negar la posibilidad de enjuiciar algo se pueden dividir en diez elementos (que ya hemos visto). Así, las diferencias entre las especies, los seres humanos, los pueblos, la perspectiva, el carácter, las leyes, religiones, colores, formas, tamaños, distancias, etc., serían una muestra escéptica de que nos engañamos si buscamos la verdad o la belleza de manera general. Ya que éstas, como el bien y todo lo demás, dependerán de tantos elementos que variará en múltiples formas. Sería estúpido —o mejor dicho, dogmático— buscar ese mundo platónico de las ideas en el que podemos encontrar la esencia de todas las cosas expuestas ante nosotros (si nuestros pobres ojos pudieran soportar su esplendor). Ese mundo donde descubriremos la verdad, la belleza y el bien.
Pero para los escépticos tal mundo no existe, como tampoco existen, entendidas de manera dogmática, la verdad, la belleza y el bien.
De todas formas, además de las diez aporías que hemos expuesto en los dos artículos anteriores, hay quienes aseguran que podemos añadir otras cinco más. A saber: la del desacuerdo, la del avance a lo infinito, la hipotética, la de la relatividad y la de la referencia recíproca. Aporías que pasaremos a analizar, de manera somera, a continuación.
1. La primera tesis, la del desacuerdo, se fundamenta en que cualquier planteamiento teórico, ya sea planteado por algún filósofo o en la vida corriente, está atravesado por la polémica, la confusión y el conflicto.
2. La segunda, la que se refiere a la extensión al infinito, «no permite confirmar lo que se busca, porque una cosa requiere su fundamentación en otra y así hasta el infinito».
3. La de la relatividad sostiene que nada percibimos por sí sólo, sino en relación con otra cosa. Y así sucesivamente, por lo que lo que se vuelven “incognoscibles” para nosotros.
4. La hipotética se enfrenta a aquellos que plantean que no se debe discutir los principios básicos de las cosas, que hay que explorar hasta llegar a ellos y, entonces, no cuestionarles. «Lo cual es necio, pues cualquiera puede suponer lo contrario».
5. Por último, nos queda la de la referencia recíproca, que se refiere a aquellas situaciones en las que la instancia confirmadora de lo indagado necesita que se crea en aquello que se indaga. «Como, por ejemplo, si uno que asegura que hay poros mediante la referencia a la existencia de las emanaciones recurriera a este mismo supuesto (la existencia de poros) para confirmar la existencia de emanaciones». Es decir, se asegura que la prueba de la existencia de B es A, siendo a su ver B la prueba de que existe A.
Estas son las quince aporías que referencia Diógenes Laercio sobre las tesis escépticas, que nos permiten entender cómo pensaban, en que sustentaban su posicionamiento y hasta dónde podían llegar en su crítica.
De todas formas, lo interesante, al margen del conocimiento digamos que académico, es si podemos aprender algo de ellos, si su posicionamiento intelectual nos puede servir para el nuestro, ¿no es así?
Imagen: presocraticosencostarica.blogspot.com.es