Ortega y Gasset y el Hombre Masa
La rebelión de las masas es la consecuencia de la falta de moral. Cuando una sociedad está dividida en distintas formas de pensar, esas ideologías contrapuestas se anulan entre si y no hace posible que se constituya un mando.
La opinión pública a veces no se manifiesta y esa ausencia la suele aprovechar la fuerza bruta.
La mayoría de los hombres no opina y sin opiniones la sociedad se puede convertir en un caos.
Predomina hoy en día un nuevo tipo de hombre, el hombre masa, un ser vulgar que desconoce algo mejor y le rinde culto a la vulgaridad.
El hombre masa es el que no piensa, el que renuncia a él mismo y hace lo que hacen los demás. Es el hombre término medio, que no se arriesga y no sabe dónde va, porque no tiene opinión ni perspectiva.
Las masas no significan las masas obreras y no se trata de cantidad de hombres sino más de una cualidad de modo de ser.
El hombre masa es aquel que no se exige lo necesario y que no es ni sabio ni ignorante y por lo tanto se transforma en alguien peligroso que cree saber.
La juventud de hoy en día no sabe qué hacer con su libertad y se siente vacía.
Porque vivir es cumplir el destino propio y también compartir un destino colectivo.
Cada hombre es una perspectiva del mundo y todas las perspectivas son verdaderas, la única falsa es la utopía, o sea la perspectiva que pretende ser la única verdadera.
El hombre que no se mantiene fiel a su perspectiva del mundo, que renuncia a su puesto, se dedica a defender una utopía.
Los problemas políticos mundiales son en su raíz problemas filosóficos.
Para vivir, Ortega dice que has que ser realista e idealista al mismo tiempo, o sea no estar demasiado ligado a la realidad objetiva ni desprenderse de la circunstancia.
El hombre no es ni Sancho Panza ni Don Quijote sino una mezcla de los dos, una síntesis.
Faltan héroes, el héroe era el personaje capaz de realizar hazañas con un propósito, porque ya parece estar todo hecho y nadie se compromete a intentar el desafío de su propia vida.
Ortega decía que existe un automatismo reaccionario que pretende ser progresista pero que en realidad es una inercia cultural que impide el cambio que reclama el momento histórico.
Cuando la vida no se desarrolla como es, posee un ingrediente de inseguridad que produce preocupación y también angustia por los sufrimientos y padecimientos que provocan las cosas.
El hombre está condenado a hacer su vida hacia fuera, según sus circunstancias que no son sólo suyas pero que tendrá que incluir en su proyecto.
El mundo está limitado, porque sólo está abierto a algunas posibilidades que constituyen la circunstancia y si el pasado interviene como fatalidad, el futuro se impone como destino.
El hombre masa es el antihéroe, un héroe hueco, porque el héroe es fiel a si mismo y se aferra a su destino para trascenderlo.
La libertad del hombre es para hacer lo que tiene que hacer. El hombre actual está desorientado en un mundo lleno de posibilidades.