Filosofía
Inicio Filosofía Contemporánea Ortega y Gasset ¿El amor es único o múltiple?

Ortega y Gasset ¿El amor es único o múltiple?

Publicado por Malena

Ortega y Gasset, amor único o múltiple

Ortega dice que lo más común es que el hombre tenga a lo largo de su vida varios amores.

¿Es una característica del varón normal o es un defecto? ¿Existe diferencia en este sentido con respecto a la mujer?

Para él es difícil contestar estas preguntas pero es indudable que por lo general el varón en su vida viva más de un amor. El autor no se refiere a la coexistencia sino a amores sucesivos que suelen tener los hombres.

Esta afirmación parece ofrecer dificultades con respecto a su doctrina, que sostiene que la elección de pareja es el descubrimiento del ser verdadero del otro.

Esto es cierto, pero también lo es el hecho de que el hombre se enamora siempre del mismo tipo de feminidad, porque su carácter no cambia radicalmente.

Aunque existen quienes piensan que el carácter se forma según las experiencias, de afuera hacia adentro, Ortega cree lo opuesto, o sea que vivimos de adentro hacia fuera, porque antes de tener experiencias ya existe en la interioridad un modo de vivir las experiencias y no hay que esperar demasiados cambios radicales en las personas.

El carácter puede evolucionar, pero no por razones externas sino internas, tal como evolucionan todos los organismos.

Sin embargo, existen personas que no evolucionan y sus caracteres se anquilosan, como por ejemplo el buen burgués. Éstos serían los que persistirían dentro de un mismo tipo de elección amorosa.

Pero hay individuos, por lo general los normales, que experimentan a lo largo de su vida dos o tres transformaciones o períodos diferentes de su misma trayectoria moral y advierten que han ingresado a una nueva etapa de su carácter; y este sería el cambio radical para Ortega que cambie también la elección de mujer.

No es casual que el hombre normal pase también por dos o tres amores verdaderos y que cada uno de ellos se localice justamente en esas nuevas etapas evolutivas y a un nuevo modo de ver la vida que se ajusta a la preferencia por un tipo diferente de mujer.

El sistema de valores puede cambiar, guardando siempre relación con el antiguo marco de referencia, y pueden pasar a primer lugar cualidades que antes no se priorizaban y que tal vez ni siquiera se percibían.

El autor dice algo interesante: Porque amamos, deseamos sexualmente, no es al revés, porque no es el deseo sexual el que conduce al amor verdadero sino es el interés y el entusiasmo único que despierta el ser interior de esa persona.

Según Ortega, se ha exagerado mucho el instinto sexual en el hombre y sabemos que beber sin sed y amar en cualquier momento es lo que diferencia al hombre del animal.

En el hombre casi no existe el instinto sexual como impulso ciego sino que éste se da articulado con la fantasía, la imaginación, de modo que más que un instinto es una creación humana.

En el amor se elige y esa elección no es libre sino que depende del carácter radical del sujeto y no de la intervención del azar o de las contingencias.

La sexualidad de la mujer es diferente; su moderación coincide tal vez en usar menos su imaginación, por naturaleza, ya que si fuera igual que el hombre el planeta se hubiera extinguido de puro placer.

Fuente: Ortega y Gasset, Vida, pensamiento y obra, Estudios sobre el amor, Colección Grandes pensadores, Ed. Planeta DeAgostini, 2007.