Personas vs seres humanos
Todas las personas tenemos los mismos derechos. Una sentencia impecable y con la que seguro todos los lectores asentirán. ¿Cómo no? Vale, es cierto que a lo largo de la historia de la humanidad no ha sido así. Siempre se ha pensado que hay individuos merecedores de más derechos que de otros, por cuestión de sexo, de raza, de riqueza o divina, daba igual, el caso es que algunos tenían más derecho que otros. Pero eso es cosa del pasado, claro. Ahora, seamos igualitarios acérrimos o neoliberales asumiremos que los derechos son iguales para todos. Luego ya será diferente el acceso a la riqueza, a los recursos, etc., pero el paso previo sí, ese es el mismo.
Pero resulta que la sentencia primera tiene una trampa de la que quizás no se hayan dado cuenta porque la tenemos interiorizada y porque en nuestro lenguaje común tiene un significado más amplio. Me estoy refiriendo, claro, al término “persona”. Si bien es cierto que en el DRAE la primera acepción de la voz “persona” es tajante y se refiere a cualquier individuo de la especie humana, no lo es así en filosofía política. Y, no hace tanto, tampoco lo era en derecho.
Para un apunte de lo anterior, veamos el ejemplo que pone la filósofa Martha Nussbaum en su artículo Capacidades humanas y justicia social: