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Descartes, René – Primera Parte

Publicado por Malena

Descartes, René

El pensamiento de René Descartes representa una bisagra entre dos tiempos, el del antiguo pensamiento escolástico y el nuevo de las ideas científicas que se originó en el siglo XVI y XVII; poniendo fin a una época en la filosofía y siendo uno de los primeros en abrir paso al racionalismo como la nueva forma de ver el mundo y al hombre.

Descartes descubrió un método para la indagación intelectual y sistemática profunda de la conducta humana utilizando la duda como procedimiento para llegar al conocimiento de la causa última de todas las cosas.

Convierte el pensamiento como punto de partida considerándolo la única verdad indiscutible digna de crédito y todo lo demás lo pone en duda.

Descartes, (1596-1650) nació en La Haye, en Turena, Francia, en el seno de una familia católica perteneciente a la pequeña nobleza, su padre era abogado y ocupó cargos políticos y su madre, una mujer de salud frágil, murió al año siguiente de su nacimiento, después de dar a luz a un hermano que tampoco sobrevivió.

Descartes heredó la poca salud de su madre y debido a su poca fortaleza fue educado los primeros años por un preceptor.

Tenía dos hermanos, Jeanne, con la única que mantuvo una buena relación, y Pierre; y fue criado por su abuela con la ayuda de un ama de leche.

Su padre se volvió a casar y tuvo dos hermanos, pero para Descartes no fue una infancia muy feliz.

La muerte temprana de su madre y su mala relación con su padre y su hermano mayor, marcaron una profunda huella en su espíritu acentuada por sus problemas de salud.

Descartes amaba la naturaleza y el conocimiento y se esforzaba por descubrir la relación entre las cosas.

A los nueve años ingresó en el Colegio Real de La Flèche, considerado el mejor colegio religioso de Francia, de la orden jesuita, de educación gratuita pero a la que solamente se podía acceder aprobando los exámenes.

Allí permaneció ocho años durante los cuales Descartes acusó desde muy joven una marcada independencia intelectual, resultándole difícil aceptar lo que otros daban por sentado sin pruebas suficientes.

El padre de Descartes esperaba que su hijo se dedicara a la política y esperaba que aprendiera lo necesario para la carrera parlamentaria.

Descartes aprendió en esa escuela, una filosofía subordinada a la teología y un criterio de verdad racional pero con una base dogmática.

Para él esto representaba una gran limitación para descubrir lo que no sabemos.

La obsesión de Descartes era la verdad y no lo que pensaron los filósofos a lo largo de la historia según las interpretaciones y opiniones de la época.

La escolástica lo había decepcionado pero le interesaba la matemática como un cimiento firme para arribar a conocimientos más profundos.

En esa época, los segundos hijos debían ser sacerdotes o militares, Descartes eligió la carrera militar y se alistó en el ejército, en cuyas filas tuvo escasa participación bélica.

A los 22 años conoció al científico holandés Isaac Beeckman, alguien de gran afinidad y a la medida de su capacidad, que lo inspiró y que tuvo una gran influencia sobre él, de quien se distanciaría al año siguiente para volver a reencontrarlo nueve años después.

Descartes también tuvo algunas oportunidades de conectarse con miembros de la Orden de Rosacruz, fraternidad protestante de características místicas cuyos misterios le atraían.

La familia de Descartes condenaba su forma de vivir sin trabajar; había vendido las propiedades heredadas y su habilidad matemática lo convirtió en un gran aficionado a los naipes.

Por otro lado, las autoridades político eclesiásticas prohibieron la libre discusión de las ideas, estableciendo pena de muerte a los que se atrevieran a enseñar doctrinas opuestas a los antiguos.

Descartes era creyente pero no creía en las instituciones religiosas, no obstante acudía a ceremonias protestantes y católicas, considerando que ambas creían en el mismo Dios.

Descartes creía que Dios era el gran creador del Universo y que las matemáticas era el código que hace posible interpretar su lenguaje; y el propósito de su trabajo era descubrir el orden divino en la creación.

Fuente: “Descartes – Vida, Pensamiento y Obra”; Colección Grandes Pensadores; Edic. Planeta DeAgostini; 2007

(continúa Segunda Parte)