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Principio de contexto

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

La Filosofía del lenguaje, tal y como la conocemos hoy, se inició entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Comenzaba así lo que se ha llamado el giro lingüístico de la filosofía. El padrino de este giro lingüístico fue Gottlob Frege quien formuló por primera vez el principio de contexto, según el cual las palabras no tienen significado de forma aislada, sino solo en el contexto de una oración. Frege lo formulaba así en Los fundamentos de la aritmética: «nunca preguntar por el significado de una palabra aislada».

Fotografía de Gottlob Frege

Gottlob Frege formuló por primera vez el principio de contexto. También formuló el principio de composicionalidad.

El objetivo de Frege era definir los números. Se trataba de dar una definición contextual de número. Se trataba de un principio que fue formulado para resolver la cuestión de filosofía de la matemática acerca de la naturaleza de los números. Dicho en román paladino, Frege formuló este principio porque consideraba que todos los intentos de responder a la pregunta «¿qué es un número?» o, más precisamente, «¿Qué es el número 3?» habían fracasado por no tener en cuenta este principio, entre otras cosas.

No obstante, el principio de contexto fue asumido rápidamente, de tal modo que, a partir de ese momento, la Filosofía del lenguaje montó buena parte de su reflexión sobre la base de este principio.

El principio de contexto y el principio de composicionalidad

Pero Frege no se conformó con formular el principio de contexto. En efecto, hay otro principio tan fundamental como el principio de contexto. Se trata del principio de composicionalidad, también formulado por Frege. Según este, el significado de un enunciado, de una oración, está determinado por el significado de las expresiones que la componen. Si tenemos en cuenta ambos principios nos encontraremos con una contradicción. Sin embargo, resulta que esta contradicción es solo aparente. En efecto, para disolver la contradicción aparente entre ambos principios utilizaremos un ejemplo.

(1) Garfield es un gato.

(2) El gato duerme sobre la alfombra.

Tanto en (1) como en (2) aparece la palabra «gato». Según el principio de contexto, el significado de «gato» depende de de su aparición en (1) y (2). Por otra parte, el significado de (1) y (2) depende de la contribución que hace la palabra «gato» en ambas expresiones (además de la contribución que hacen otras palabras). ¿Cómo se resuelve esta contradicción? Pensemos en (1). Allí se usa «gato» como una propiedad. Se dice que algo tiene la propiedad de ser un gato. Si embargo, en (2) la palabra «gato», en compañía del determinante «el», refiere a una entidad. Por tanto, la palabra «gato» tomada aisladamente tiene una pluralidad de sentidos y solo en el contexto de una oración se pone en marcha alguno de ellos. De este modo, «gato» contribuye al significado de la oración con alguno de los múltiples sentidos con los que puede ser usada (principio de composicionalidad). Y podemos saber con qué sentido se utiliza en cada caso concreto, en función del contexto en el que aparece, del lugar que ocupa en las oraciones en las que aparece (principio de contexto).

Es de este modo como se armonizan ambos principios aparentemente contradictorios.