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La Rutina y la Inmortalidad

Publicado por Malena

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Una rutina es un hábito arraigado, una costumbre de hacer las cosas siempre de la misma manera llevados por la práctica, una forma automática de pasar el tiempo sin razonar ni pensar. En el escenario, una rutina es la representación repetida de un acto que incluye una serie de acciones artísticas aprendidas, para ser interpretadas frente a un público. Todos los días los actores repiten la misma rutina, hoy como lo hicieron ayer y como lo harán mañana.

La ausencia de cambios es la característica de la rutina, por esta razón se puede llegar a identificar con lo eterno, concebido como algo permanente, inmóvil y fijo, que no cambia. A veces la rutina de la vida diaria, cuando es idéntica, y no existe ninguna variación, puede producir la pérdida de la noción del tiempo, o sea la confusión entre el ayer y el hoy y puede inspirar un sentimiento de inmortalidad.

En este punto, es importante reflexionar sobre los efectos psicológicos de la rutina. Aunque puede proporcionar una sensación de seguridad y previsibilidad, también puede llevar a un estado de monotonía y aburrimiento. La falta de estímulos nuevos y desafiantes puede llevar a un estado de estancamiento mental y emocional. Por otro lado, la rutina también puede ser una herramienta poderosa para la disciplina y la productividad, si se utiliza de manera consciente y deliberada.

Esta idea es la que sugirió al escritor Adolfo Bioy Casares a escribir una novela titulada “El perjurio de la nieve” publicada en 1946, cuyo argumento fue llevado al cine con el título “El crimen de Oribe”, interpretada por Roberto Escalada y Carlos Thompson, legendarias figuras del cine nacional argentino.

La historia comienza con la llegada a un pequeño pueblo del interior, de un periodista, José Luis Villafañe, que se ve obligado a alojarse en un hotel debido a un inconveniente con su auto. Como no hay cuartos disponibles le ofrecen compartir la habitación con un poeta imitador de nombre Carlos Oribe.

Curioso como de costumbre, Villafañe aprovecha para recorrer el pueblo. Descubre una antigua casa habitada por un viudo ya mayor, de origen extranjero, de apellido Vermehren y sus cinco hijas, Lucía, Ruth, Adela Margarita y Eugenia. Intrigado por el aspecto siniestro del lugar, al espiar por una de las ventanas que da al jardín, observa un extraño ritual que se repite todas las noches, cuando todos los habitantes de la casa se reúnen alrededor de un árbol de Navidad.

Luego se entera que Vermehren está decidido a detener el tiempo para impedir la muerte de una de sus hijas, víctima de una enfermedad incurable, repitiendo todos los días lo mismo para que transcurran siempre iguales, sin ningún cambio. Lucía descubre al periodista observando e inicia una relación que hace que ambos en poco tiempo se enamoren, pero cuando llegan a consumar dicho amor, ella muere.

Este hecho produce una gran conmoción en José Luis Villafañe, quien esa misma noche se embriaga para mitigar su pena; y al llegar al hotel, cuando se encuentra con su compañero de habitación, decide contarle su extraña historia.

Al enterarse de ese suceso, Oribe se identifica con Villafañe y comienza a contar esa historia como si fuera suya, convenciéndose también él mismo del hecho. El padre de Lucía se da cuenta que el culpable de la muerte de su hija es el intruso responsable de introducir un cambio en sus vidas siempre iguales, y decide hacer justicia con su propia mano.

Como Carlos Oribe confiesa ser él quien sedujo a Lucía, Vermehren lo persigue y lo mata. Este relato lleva a la práctica, la idea de eternidad que produce repetir siempre la misma rutina con la ausencia de cambios.

En el relato, el padre de Lucía decide estar muerto en vida para vencer a la muerte; pero le resulta imposible, porque la vida es cambio y transformación y sólo los muertos no cambian. Esta reflexión nos lleva a la conclusión de que la inmortalidad, en términos de una existencia estática e inmutable, es una ilusión. La vida es un flujo constante de cambios y transformaciones, y es en este flujo donde encontramos la verdadera esencia de la existencia.