Platón y la Inmortalidad del Alma
En el “Fedón”, Sócrates expone los argumentos que apoyan la idea de la inmortalidad del alma.
En primer término existen los contrarios que se originan en los opuestos. La vida y la muerte son contrarios y la vida produce la muerte, se puede suponer entonces que la muerte produce la vida, en un proceso cíclico eterno.
El contrario es un derivado de la misma materia de que está hecho su opuesto.
El segundo argumento que menciona la misma fuente, se refiere al conocimiento “a priori” que posee el hombre que no pertenece al mundo sensible, como las normas y los modelos absolutos, los cuales deben provenir de un estado anterior de existencia. Los jóvenes pueden ser inducidos a enunciar verdades matemáticas aunque no hayan recibido ninguna educación, por lo tanto el aprendizaje es sólo un recuerdo de lo que ya se conoce.
El tercer argumento de Sócrates se fundamente en la característica espiritual del alma, que es capaz de contemplar las formas invisibles del mundo espiritual, que los ojos no pueden ver.
El cuarto argumento trata sobre el gasto de la energía del alma. Al respecto, Cebes supone que a lo largo de muchas vidas, el alma puede agotar su energía y llegar a perecer.
Pero el alma es una forma y no admite la existencia de otra forma contraria, o sea la muerte, de modo que cuando el cuerpo muere hay que admitir que el alma no perece, ya que un principio espiritual es inagotable.
El quinto argumento nos dice que no hay nada que pueda destruir el alma, ni la injusticia, ni la cobardía, ni la ignorancia, dado que estos males tampoco pueden destruir al hombre injusto o ignorante, más que al que es justo y sabio.
El sexto argumento es que el alma es fuente y principio de movimiento, que tiene que ser increada porque si fuera creada no sería un principio; y además es indestructible y su movimiento ha existido siempre, porque si no fuera así, todo terminaría.
Tanto en el “Fedón, como en la “República”, Platón parece revelar su creencia en la inmortalidad de los hombres.
Hay pasajes en sus escritos donde Sócrates menciona que esta vida es una preparación para la eternidad; y también observaciones sobre lo que decía Eurípides, que podría tener razón al afirmar que esta vida en el mundo, en realidad, es la muerte; y que la muerte es la verdadera vida.
Lo cierto es que Platón quería transmitir que el alma sigue existiendo después de la muerte del cuerpo y tendría una vida después de la muerte, acorde a como haya sido su conducta en este mundo.
La doctrina de las sucesivas reencarnaciones que Platón propone en los mitos no se sabe hasta que punto eran tomadas por él en serio, aunque parece ser que el alma podría escapar de ese ciclo y también que podrían ser arrojados para siempre al Tártaro, los pecadores que no se corrijan a tiempo.
A Platón le interesaba la ética, más que la elaboración de una doctrina dogmática.
Fuente: Colección Grandes Pensadores, «Sócrates y Platón», Edic. Planeta DeAgostini, 2007