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El Fedón y las pruebas de la inmortalidad del alma

Publicado por Malena

Sócrates genial dando su última clase magistral

El-Fedon y las Pruebas de la Inmortalidad del Alma

En esta obra, Platón relata el diálogo sobre la inmortalidad del alma, mantenido por Sócrates durante los últimos días de su cautiverio, y sus atribulados amigos que lo visitaban, donde expresa su concepción del fin de la vida como el momento más trascendente.

Asume la defensa de la muerte y los invita a hacerle frente; reconociendo que sólo desde la filosofía o desde un nivel más alto de conocimiento puede enfrentarse esa trascendental experiencia de la existencia sin derrumbarse.

En la obra Fedón, nombre de uno de los asistentes al diálogo, aparecen los interrogantes más profundos sobre lo desconocido; siendo analizados por Sócrates a fondo hasta hallar su solución filosófica sobre el destino del hombre.

A pesar de estar sentenciado a muerte, las convicciones de Sócrates sobre la inmortalidad del alma colmaban su ánimo de paz y tranquilidad, inspirando envidia a sus amigos, en lugar de desagrado.

Sócrates les explica en esta oportunidad las razones que lo convencen de que un filósofo puede enfrentar a la muerte con valor y con la esperanza de una vida mejor después de muerto.

Para Sócrates, la verdad sobre la inmortalidad del alma es evidente, porque solamente cuando un hombre se libera del obstáculo que representa el cuerpo puede acceder al conocimiento, de modo que la verdadera sabiduría se logra cuando el alma es libre.

El alma para Sócrates no desaparece después de la muerte sino que sigue existiendo y esto es lo que desea probarles a sus amigos.

Si es verdad que los que mueren van al Hades y de allí vuelven al mundo para reencarnarse, se deduce que hay un período que están en los infiernos y no volverían a este mundo si ya estuvieran aquí, ya que se puede comprobar que los vivos no nacen más que los muertos.

Además, todas las cosas de la naturaleza nacen de sus contrarios, cuando uno de los elementos crece el otro disminuye, y así todo, existiendo siempre dos procesos de generación, como por ejemplo la vigilia y el sueño, la vida y la muerte.

La muerte nace de la vida y todo lo que tiene vida nace de lo que ha muerto, porque es absolutamente necesario que la muerte tenga su contrario.

Esta es una prueba de que los muertos están en alguna parte desde donde vuelven a la vida.

Si la muerte no reviviera llegaría un punto en que todas las cosas tendrían un fin y en forma absolutamente inevitable todo sería absorbido por la muerte.

Nuestra ciencia no es más que reminiscencia o sea lo que recordamos que hemos aprendido en otro tiempo y la prueba es que los hombres descubren todo por si mismos con la razón que luego ven manifestada en la naturaleza.

Esta es una prueba más de la existencia del alma antes del cuerpo.

Además, tenemos que admitir que existen dos clases de cosas, las visibles que cambian y las invisibles, como las esencias, que no cambian.

Cuando el cuerpo muere, con el tiempo se desintegra hasta desaparecer mientras que el alma que es invisible y que no cambia, cuando es pura, se integra a lo que es similar a ella y es su destino permanecer con los dioses toda la eternidad; pero cuando es impura vuelve a ser arrastrada nuevamente a este mundo por el temor que le inspira el infierno.

Esas almas son los espectros que conservan algo de esa materia visible que todavía las hacen visibles y que vagan erráticas alrededor de sus tumbas hasta que penetran de nuevo en un cuerpo y vuelvan probablemente a los mismos hábitos de su vida anterior en forma de lobos y halcones.

En tanto que las almas justas pero sin la ayuda de la filosofía y la reflexión entran en cuerpos de animales pacíficos como las abejas o en cuerpos humanos para ser hombres de bien.

Los razonamientos de Sócrates para probar la inmortalidad del alma son rebatidos hasta la última página de esta gran obra, que considero de lectura obligatoria para todo aquel que desee deleitarse y al mismo tiempo esclarecer su entendimiento sobre el misterio de la muerte.