Filosofía

Niels Bohr

Publicado por Malena

Niels Bohr (1885-1963), fue un físico de origen danés, nacido en Copenhagen, que recibió el doctorado en la universidad de su ciudad natal y que posteriormente pudo continuar sus estudios de post grado en el Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge, con el apoyo de Sir John Thompson.

En tres ensayos publicados en el Philosophical Magazine, Bohn desarrolló su teoría de la estructura atómica utilizando la teoría cuántica y la constante de Planck, teorías que aplicó a la representación planetaria del átomo de Rutherford. También sostuvo que la emisión de radiación electromagnética solamente tiene lugar en el momento que un electrón salta de una órbita a otra, dentro del átomo. Este modelo fue aplicado para interpretar muchos fenómenos.

Bohr plantea también una teoría de desintegración nuclear; y para interpretar la mecánica cuántica formula el principio de complementariedad. Este principio sostiene que las ondas y los corpúsculos en movimiento son aspectos complementarios de una misma realidad.

Por sus investigaciones sobre la estructura atómica y la radiación, Bohr recibió el Premio Nobel de Física en 1922.

En el Congreso Solvay que se celebró en 1927; conferencias que se celebraban en Bélgica desde 1911, promovidas por el químico e industrial belga, Ernst Solvey, que amasó una fortuna inventando un nuevo procedimiento para fabricar soda cáustica; Bohr y Einstein se trabaron en una discusión sobre la realidad de la física cuántica.

En un momento de exaltación, sobre el principio de incertidumbre, Einstein le soltó a Bohr, su famosa frase: “Dios no juega a los dados”; a la cual éste le contestó: “Einstein, deje de decirle a Dios lo que tiene que hacer”.

Como muchos científicos judíos, debido a la ocupación nazi de su país, Bohr decidió emigrar primero a Suecia y posteriormente a los Estados Unidos, integrando el equipo de Los Álamos que estaba trabajando en la creación de la bomba atómica.

Después de la primera bomba atómica detonada en Hiroshima en 1945, Bohr, que era defensor del uso pacífico de la energía atómica, apoyó el control internacional de la mortífera nueva arma.

Al volver a su país, se reincorporó a la Universidad de Copenhagen y se dedicó de lleno al desarrollo de la energía atómica para usos pacíficos.

Participó en la conferencia “Átomos para la paz” que se celebró en el Congreso Solvey de Ginebra en 1955, y en 1957 obtuvo el primer premio otorgado con ese nombre.

Pero Einstein no compartía la idea de Bohr sobre la descripción de la mecánica cuántica de la realidad, por considerarla incompleta.

En 1935, Einstein publica un artículo donde manifiesta estas ideas y de inmediato Neils Bohr, creador del primer modelo atómico cuántico, patrón de la física cuántica y principalmente de la interpretación de Copenhague, publica otro artículo en la misma revista como respuesta a las objeciones de Einstein; continuando los físicos este debate aún en nuestros días.

Einstein no compartía los puntos de vista de los físicos cuánticos, sin embargo, la física cuántica salió airosa de las pruebas a que ha sido sometida.

Como Einstein señalaba, la teoría cuántica tiene consecuencias que van en contra de la intuición, como la no localidad o no separabilidad, aunque así parece ser la naturaleza.

Einstein sostenía que respetaba la física cuántica, pero reconocía que su voz interior le decía que todavía no es la cosa real; aporta muchas cosas pero no el secreto total de la realidad.

Lo que más le chocaba a Einstein era que el resultado de una medida dependiese del proceso de medición, concepto que no puede convivir con el concepto de lo físicamente real.

Fuente: “Colección grandes pensadores”; “Einstein, Vida, pensamiento y obra”.