Einstein, el Gran Pensador
Einstein hubiera sido igualmente el más grande teórico de todos los tiempos aún si no hubiera desarrollado nunca la teoría de la relatividad; porque fueron sus ideas las que hicieron posible la aparición de la mecánica cuántica, teoría que ha demostrado ser la más adecuada para explicar el funcionamiento de la naturaleza a nivel atómico. Por esta razón es considerado el padre de la física cuántica.
Einstein no se destacó durante sus estudios, pero desde muy joven fue un gran observador de los fenómenos naturales. Le apasionaba el misterio del movimiento de una brújula, que impulsada por una fuerza misteriosa lograba mantenerse mirando hacia el norte.
Su poca conexión con el mundo académico en gran parte favoreció el desarrollo de su inteligencia y su imaginación. Este alejamiento del mundo académico le permitió explorar ideas y conceptos que a menudo eran ignorados o despreciados por la comunidad científica de la época. Su enfoque único y su habilidad para pensar fuera de los límites establecidos le permitieron desarrollar teorías y conceptos que revolucionaron nuestra comprensión del universo.
En su artículo en 1905, con el título “Sobre un punto de vista heurístico referente a la emisión y transformación de la luz” lo reconoce, ya que heurístico significa la forma que puede tener la ciencia, de buscar la solución de un problema con métodos no rigurosos, por tanteo, reglas empíricas, etc.
Su trabajo como analista de solicitudes de patentes lo mantenían en contacto con el mundo de los inventos y de los experimentos y esa tarea incentivaba su imaginación. Este contacto constante con las ideas innovadoras y los avances tecnológicos le proporcionó una perspectiva única sobre la física y la ciencia en general, lo que contribuyó en gran medida a su capacidad para desarrollar teorías revolucionarias.
Con el empleo de analogías llega Einstein a unas originales ideas sobre los fenómenos relacionados con la producción o la transformación de la luz, sosteniendo que pueden entenderse mejor si se supone que la energía de la luz se distribuye discontinuamente en el espacio.
El concepto tradicional suponía que cuando un rayo de luz emerge desde un punto, la energía está continuamente distribuida sobre un espacio cada vez mayor, en tanto que la nueva hipótesis de Einstein sostiene que un rayo de luz consiste en un número finito de “quanta” de energía localizados en puntos del espacio que se mueven sin dividirse y que sólo pueden ser absorbidos o producidos como un todo.
Este resultado parecía contradecir la teoría del campo electromagnético de Maxwell que implica la continuidad de la propagación de la energía a través del espacio.
Con un experimento mental, Einstein pudo señalar que las dos propiedades estructurales de la luz, la ondulatoria y la cuántica, podrían fusionarse en una próxima fase del desarrollo de la física y aportar una teoría de la luz.
Con la idea de Bose, profesor bengalí, sobre la radiación, que consistía en tratar a los fotones como partículas indistinguibles; nace la mecánica estadística de Bose-Einstein, primera alternativa cuántica a la mecánica estadística clásica.
Einstein reconoció siempre que su proceder se apartaba del marco tradicional pero si no hubiera tomado ese nuevo camino habría vuelto a obtener la vieja teoría clásica, con sus conocidos problemas sin resolver.
Empleando el mismo modo de experimento mental estudió el comportamiento de dos gases, y pudo observar que con cada movimiento de una molécula hay un campo ondulatorio asociado. Este campo ondulatorio se puede detectar solamente a través de los efectos de los movimientos correspondientes.
Pero Einstein desliga su nombre del desarrollo de la mecánica cuántica cuando ésta se limita a la descripción probabilística como explicación última. Este desacuerdo con la interpretación probabilística de la mecánica cuántica fue una de las razones por las que Einstein pronunció su famosa frase «Dios no juega a los dados con el universo».
Para Einstein, la mecánica cuántica es impresionante pero no está de acuerdo en atribuirle la última palabra, porque sólo explica muchas cosas, pero no nos acerca más al secreto del Universo. Este punto de vista refleja la creencia de Einstein en un universo determinista, en el que todos los eventos son el resultado de leyes físicas, y no de probabilidades aleatorias. A pesar de su desacuerdo con algunos aspectos de la mecánica cuántica, su contribución a su desarrollo es incuestionable y su legado en la física y la ciencia en general, sigue siendo inmenso.