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La Inteligencia Universal

Publicado por Malena

A todo extraña las propiedades del agua

La Inteligencia universal

La naturaleza es inteligente y se expresa en su propio idioma y el agua es un ejemplo.

El Dr. Maseru Emoto, científico japonés, demostró que el agua natural de vertientes posee una estructura molecular diferente a la del agua estancada; y que las moléculas del agua sometida a vibraciones como el sonido de la música clásica o a la influencia de palabras positivas se transforman, adoptando bellas formas simétricas.

Por el contrario, si reciben vibraciones de música estridente y violenta o la influencia de palabras negativas sus moléculas cambian y se tornan incompletas y sin formas.

El Dr. Emoto dedicó gran parte de su vida a investigar este fenómeno y a sacar miles de fotografías tratando de comprobarlo en condiciones controladas.

Fotografiando los cristales de hielo que producía el agua llegó a la conclusión de que el agua tiene vida y responde en su propio código a las emociones humanas.

Todos sabemos la influencia que tienen las personas sobre las plantas. Muchos les hablan y creen firmemente que sus palabras las ayudan a crecer saludables.

Los perros suelen crear vínculos afectivos con sus dueños y comunicarse con ellos en sus propios códigos, expresando las mismas emociones.

El hombre cree que solo él es capaz de pensar en forma inteligente y que las emociones son solamente humanas, sin embargo, este descubrimiento parece demostrar algo muy diferente.

La homeopatía se basa en el concepto que sostiene que el agua tiene memoria y cuando está en contacto con una sustancia mantiene el recuerdo de las propiedades de esa sustancia aunque ya no queden vestigios físicos de ella.

Esta memoria que conserva el agua de esa sustancia tiene la capacidad de curar la misma enfermedad que provoca los efectos de esa sustancia pero que diluida totalmente en agua cancela los síntomas,

Quiere decir que en lugar de utilizar los efectos de una sustancia, el cuerpo utiliza la información copiada del agua para cancelar la información de los síntomas de la enfermedad, de manera que cuanto más diluida esté la sustancia más poder curativo tiene.

El 70% del cuerpo humano es agua y nuestra vida depende de ella, de manera que este descubrimiento nos alienta a pensar que es posible cambiar las propiedades del agua de nuestro cuerpo y hacerla más pura mediante buenos pensamientos y escuchando buena música, para mantenernos saludables.

Sobre la base del concepto irrefutable de que no hubo, no hay y nunca habrá en el mundo dos cristales de nieve iguales, el Dr. Emoto se dedicó a observar este fenómeno congelando muestras de agua y tomando fotografías.

En primer lugar observó los cristales del agua de la canilla de la ciudad de Tokio y constató que no se formó ningún cristal, porque el proceso de potabilización del agua exige el uso de cloro en las grandes ciudades, sustancia que destruye la estructura molecular del agua natural.

En cambio, el agua proveniente de vertientes, arroyos o ríos de montaña, cuando se congela, sus moléculas adoptan la forma de cristales armónicos y completos.

Siguiendo con sus investigaciones y convencido de la influencia de las vibraciones sobre el agua, decidió someter agua destilada comprada en una farmacia a la música de Beethoven, y el resultado fue la formación de cristales bellamente formados.

Todas las muestras de agua expuestas al efecto de música clásica mostraron cristales bien diseñados, mientras las muestras sometidas a música pesada producían todo tipo de cristales fragmentados.

Impresionado por los resultados de sus investigaciones el Dr. Emoto decidió ir más lejos y procedió a pegarles papeles, a las botellas con agua, con las palabras amor y gracias, escritas del lado de adentro, y comprobaron que su estructura molecular produjo cristales hexagonales muy bellos, mientras que el agua expuesta a la palabra tonto, producía cristales similares a los que había producido el agua sometida a música pesada.

Lamentablemente todas estas experiencias no son aceptadas por la comunidad científica, por ser inexplicables las causas físicas que producen este fenómeno, que sin duda deben existir, pero que aún la ciencia no está en condiciones de detectar.

La idea de que la música, palabras o pensamientos puedan cambiar la estructura molecular del agua parece un mito, algo de ciencia ficción o un milagro, y nos recuerda el agua bendita de las iglesias, sin embargo es posible que tenga una explicación racional.

Mientras tanto, estos experimentos comprueban que el Universo es inteligencia informada, que tiende al equilibrio, que el caos no es más que otra forma de manifestación del orden y que todo en el cosmos está absolutamente interrelacionado.