Filosofía de la ciencia: después de las críticas
Como hemos visto en los últimos artículos en los que hemos tratado el tema, la filosofía de la ciencia durante el siglo XX se ha dividido principalmente en dos etapas claramente distinguibles entre sí. Por un lado, la gestación y desarrollo posterior de lo que se ha conocido como la concepción heredada; y, por otra parte, las críticas que surgieron respecto a ella, sobre todo a partir de los escritos de Quine y Kuhn. Esta segunda etapa se caracteriza por una negación de los logros de la primera, por un descreimiento en la racionalidad y por una pérdida considerable respecto a la posibilidad de encontrar algo así como una verdad absoluta. En realidad, las críticas sobrepasaron las intenciones de Quine y Kuhn, sobre todo las de este segundo, ya que su influencia sobre los críticos fue superior al primero, por ser más feroz que aquél, lo qu motivo que terminase por arrepentirse, por lo menos parcialmente, por el tono de algunas de las críticas que se llegaron a formular.
Críticos de la racionalidad de la concepción heredada
Unas de las críticas más mordaces que se les hacían a los filósofos de la concepción heredada es que éstos habían tratado de buscar algo así como la piedra filosofal, de los alquimistas de tiempos más oscuros. Viéndolo, naturalmente, como un error y un imposible.
Finalmente, las críticas a la concepción heredada dieron lugar a una visión de la historia de la ciencia en la que la idea de racionalidad es brutalmente atacada, al sostener ya no solamente que aquellos que defendieron una teoría ganadora (T1) actuaron de manera razonable, sino que los perdedores (los que se decantaron por T2) también lo hicieron razonablemente. Es decir, al enfrentar dos teorías, el heliocentrismo (T1) frente al geocentrismo (T2), por ejemplo, deberíamos concluir que ambos bandos actuaron razonablemente al defender su postura.
El asunto es que siempre, dirán los críticos, se reconstruye el avance de la ciencia de una manera racional, y esto sucede en el mismo momento en el que hablamos de “avance, de manera que fuera cual fuera la decisión que se tomara respecto a T1 y T2, por ejemplo, se hablará de progreso. Pero, claro, se supone que la elección debería ser relevante y cambiar las cosas. Según los kuhnianos y post-kuhnianos, como decimos, independientemente de la elección, siempre se ha ido reconstruyendo progresivamente y racionalmente la ciencia.
Después de las críticas
Algunos filósofos kuhnianos (sobre todo Lakatos, Laudan y Shpere) asumen, por un lado, las críticas a-historicistas que se hacen sobre la concepción heredada; y, por otro, tratan de reformular el concepto de racionalidad. A pesar de que aceptan que a lo largo de la historia de la ciencia podemos comprobar de que no se usan los cánones de racionalidad que habían establecido los pensadores de la concepción heredada, tratan de preservar algunos de éstos reformulando el concepto de racionalidad.
Por otra parte, en los últimos años, teniendo en cuenta los fracasos que se han producido al buscar alternativas a esa racionalidad establecida por la concepción heredada, la filosofía de la ciencia se ha dicotomizado bastante, desarrollándose filosofías de las ciencias específicas. Los estudios acerca de la ciencia se han convertido en una especie de universo propio, se han “superespecializado”.
Así que ahora se echa en falta una perspectiva filosófica global, a la manera que hicieron los filósofos de la concepción heredada.
Imagen: migueljara.com