Filosofía, Ciencia y Conciencia
Existen dos creencias básicas, que la lógica conduce a la verdad y que la intuición no.
Las leyes de la lógica nos demuestran que no siempre el resultado de un razonamiento lógico es verdadero. Por eso, todo conocimiento científico debe ser comprobado por los hechos en condiciones controladas.
La lógica es el método del intelecto que es esencial para explicar a la conciencia la verdad que la intuición percibe, pero no puede producir la verdad por si misma.
Las conclusiones del razonamiento matemático están en los axiomas desde donde se parte, que son evidentes para nosotros de un modo intuitivo. De manera que las matemáticas por ejemplo, descansan en principios que no se pueden probar.
Ocurre lo mismo en la filosofía, que según los principios o supuestos de los cuales partimos llegamos a determinadas conclusiones lógicas que ya están concebidas en los principios que conocemos intuitivamente; utilizando también la lógica como método de conocimiento. Por lo tanto, la intuición es la única que reconoce la verdad.
Toda filosofía está basada en la revelación que es la que permite experimentar la verdad viviente. Es el momento en que el intelecto suele desprenderse y apenas actúa cuando la intuición surge como un relámpago, porque solamente en la serenidad del silencio es cuando nos habla la intuición.
La ciencia estudia el mundo de los fenómenos de la naturaleza y puede probar sus teorías mediante la experimentación. La filosofía muy pocas veces o nunca puede probar sus afirmaciones en forma experimental, porque su objeto de estudio trasciende lo físico.
Filosofía y ciencia son dos territorios diferentes. La ciencia es de este mundo tal como aparece y la filosofía se ocupa de ver el modo en que se proyecta este mundo en la conciencia, y de la relación que tiene con una realidad superior.
La ciencia estudia los fenómenos que se manifiestan, mientras la filosofía busca los fundamentos que no cambian, lo permanente, lo eterno, los principios esenciales, las realidades últimas.
La filosofía busca el por qué de las cosas, la ciencia estudia cómo son las cosas.
La introspección es el método de la filosofía, la observación el método de la ciencia.
Ambos conocimientos pertenecen a distintos terrenos pero se complementan para alcanzar el mismo objetivo, entender el mundo.
Necesitamos a la filosofía para encontrar la respuesta a las preguntas esenciales y a la ciencia para el conocimiento y el dominio de la naturaleza.
La filosofía no da ninguna respuesta que le corresponde a la ciencia y la ciencia no puede responder preguntas filosóficas, y darle el lugar que le corresponde a cada forma de conocimiento enaltece a ambas disciplinas.
En otras épocas, Filosofía y Ciencia se prestaban a confusiones y polémicas, ahora ambas deben complementarse formando una unidad, cada una con sus funciones peculiares, diferentes y bien definidas.
El mundo científico actualmente está investigando otras formas del mundo físico a nivel subatómico, gracias al avance de la tecnología, que permite hoy en día percibir por medio de instrumentos altamente sofisticados, elementos de la materia inconcebibles en otras épocas.
También las facultades extraordinarias de percepción de los seres humanos están cambiando, y la clarividencia, la percepción de sucesos que ocurren a distancia, la percepción extra sensorial, la telepatía y otros sentidos, que antes eran cualidades privativas de ciertos seres humanos privilegiados, ahora comienzan a ser comunes.
Algunos filósofos llegan a la conclusión de que hay un mundo real, del cual, el mundo en que vivimos y damos por sentado, no es más que su imagen producida en nuestra conciencia.
Lo que la filosofía cree el misticismo religioso lo experimenta.