El Fedón de Platón
En esta obra, Platón ofrece un relato sobre los últimos momentos de la vida de Sócrates; reflexiones que pone en boca de su maestro que llegan a tener una profundidad y una intensidad que superan ampliamente cualquier otro intento sobre este tema.
Este trabajo fue escrito por Platón en la etapa de su madurez, y expresa la enorme trascendencia del momento que considera más supremo de la existencia, el fin de la vida.
Su magna obra defiende el hecho del buen morir, o sea ser capaz de mirar frente a frente el final, sin derrumbarse.
Platón afirma en este escrito, que solo con una mirada filosófica desde un nivel de conocimiento superior, en una etapa en la que se haya entendido qué es lo que significa trascender, se puede enfrentar y aceptar la muerte.
En el Fedón, Platón expresa, investiga y soluciona los cuestionamientos más profundos y permanentes del hombre, la senda de lo desconocido, el dualismo del cuerpo y el alma, la independencia y la capacidad de esta última, el enigma del tiempo, de lo infinito y eterno y la vuelta al mundo de los seres viviente, lugar donde imperan las ilusiones.
Si es verdad que la vida surge de la muerte, es necesario que el alma sea inmortal.
¿Dónde se encuentra la intersección entre la vida y la muerte?
Esta vehemente indagación es lo que propone Platón en el Fedón, no dejando ningún tema sin tratar y donde sus intuiciones y certezas dan forma a la más genuina concepción sobre el destino de los hombres.
Sócrates, condenado a muerte y estando cercano el día de su ejecución, piensa que la tarea más conveniente en ese momento para el hombre es analizar profundamente y tratar de entender qué significa el paso por la vida y al mismo tiempo que opinión tiene ese mundo para él, cuando se encuentra a punto de dejar este mundo.
Para Sócrates, la vida es una necesidad invariable y absoluta, aún para los que no desean vivir, quienes no pueden permitirse renunciar a ella por si mismos y están obligados a permanecer hasta que sea su momento.
El misterio es que estamos aquí como centinelas que no pueden abandonar sus puestos sin permiso, porque los dioses necesitan a los hombres y los hombres les pertenecen.
Es necesario que la divinidad lo disponga y mande la orden, tal como le ocurría a él en ese momento.
Un sabio no teme morir porque cree que encontrará en la otra vida seres mejores y más justos que los de este mundo, donde los buenos son mejor tratados.
Un filósofo puede morir con coraje con la esperanza de una vida mejor, porque se estuvo preparando durante toda la vida para la muerte.
La muerte es la separación del cuerpo y del alma; el cuerpo no reconoce la verdadera realidad y mientras el alma esté con él no conocerá la verdad.
El cuerpo es el obstáculo del alma y jamás conduce a la sabiduría, porque todo el mal en este mundo es producido por las apetencias del cuerpo y por sus pasiones.
Solamente cuando el alma se haya liberado del cuerpo será verdadermente sabia.
Por eso es necesario mantenerse en la pureza mientras estamos vivos, para poder conocer la esencia pura de las cosas y tal vez la verdad.
Este viaje, dice Sócrates, lo llena de esperanza y también llenará de esperanza a quienes tengan su alma purificada para conocer la verdad.
El hombre que retrocede frente a la muerte es el que no ama a la sabiduría sino el que sólo ama a su cuerpo.
Fuente: Colección Grandes Pensadores, Sócrates y Platón, Edición Planeta DeAgostini, 2007