Etnocentrismo
La palabra etnocentrismo fue introducida por el sociólogo evolucionista William G. Sumner y designa la tendencia a tomar como centro de referencia el propio país, pueblo o raza y a rechazar los grupos étnicos que habitan otros lugares y que tienen una cultura diferente.
Esta postura, que puede ser consciente o inconsciente, considera las costumbres, hábitos, valores y la forma de comportamiento del propio grupo social como paradigmas para la humanidad; negando o desvalorizando los de otras culturas.
El etnocentrismo es la base del racismo, de la xenofobia y del patriotismo chauvinista, que evalúa e interpreta otras formas de cultura en términos de la propia; y que obstaculiza las relaciones, la comunicación y la colaboración entre los seres humanos, dificultando el respetuoso contacto entre distintas civilizaciones.
Esta manera de considerar a los extranjeros es una constante universal en todas las sociedades humanas, que tienden a rotular a los nacidos en otros lugares, como bárbaros o salvajes por poseer hábitos, valores y conductas, que difieren de la cultura de su propia tierra.
Los primeros antropólogos solían reflejar esta tendencia al emitir juicios sobre el nivel de evolución y la visión del mundo de los pueblos primitivos, comparándolos con los de Europa occidental.
En tanto que el movimiento denominado “relativismo cultural”, es lo opuesto al etnocentrismo, porque intenta comprender los fenómenos culturales de otros pueblos en relación al contexto al que pertenecen.
El concepto moderno de etnocentrismo rechaza el mito de la civilización universal, considerándolo un pretexto de los avances imperiales y colonizadores de occidente durante el siglo XIX y de principios del siglo XX.
Por ejemplo, el pensamiento antropológico de Lévi-Strauss, rechaza el mito de la civilización universal, comprendiendo de una manera diferente el alcance del etnocentrismo.
En las sociedades democráticas del siglo XIX, surgieron muchas teorías raciales que constituyeron la base de la discriminación racial.
Precisamente, la antropología, fue el nombre de la disciplina científica que idearon los etnógrafos en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, para explicar por la raza, las diferencias de las distintas culturas.
La justificación pseudocientífica de la colonización, dio pie a los teóricos en psiquiatría para atribuir a determinados pueblos ciertos rasgos morales y mentales y considerar que las causas del progreso de las distintas sociedades eran biológicas y no socioeconómicas o políticas.
Por ejemplo, el francés Gobineau, nacido a principios del siglo XIX, intentó explicar la diferencia cultural de la raza blanca europea con relación a los negros u orientales, por la mayor armonía de energía física, inteligencia y escrúpulos morales.
Esta clase de mitos justificó la colonización europea en América, África, Asia y Oceanía en el siglo XIX, de culturas de razas no blancas, llamándolas no civilizadas.
En el siglo XX, los nazis se adhirieron a la teoría racial produciendo el mayor exterminio que sufrió la humanidad; mientras las ciencias sociales la llamaban etnocentrismo.
Para Claude Lévi-Strauss, que no acepta el evolucionismo, el etnocentrismo es el rechazo de las formas culturales más distantes, con las que nos identificamos.
La nueva generación de antropólogos, como Franz Boas, Margaret Mead y Ruth Benedict emprendió la tarea de comparar las culturas llamadas primitivas con relación a las que se consideraban avanzadas, con el objeto de revertir el etnocentrismo existente en esa época en el área de las investigaciones etnológicas.
Fuente: “Colección Grandes Pensadores; Lévi-Strauss; Vida, pensamiento y obra”; Enciclopedia Universal Británica; Enciclopedia Salvat.